Capítulo 25♥

Hola hola, Tributos!! .lll.

¿Cómo están?♥

¡El capítulo 25 ya está aquí!

Aviso, esta entrada está programada porque ( se sabe que) yo no he tenido tiempo para meterme al ordenador y publicar. Además, decidí darle una oportunidad a esto de la programación.

Nada más decirles que disfruten el capítulo

Léanlo♥Coméntenlo♥Ámenlo♥

Les deseo una buena semana. Hasta la próxima, que espero ya tener tiempo para escribir el siguiente capítulo.

¡Capítulo 25 señoras y señores!

(Soy un sexy y hermoso Gift de CF)

                       Capítulo 25:En el tren de vuelta al 12






Lo oía a través de las paredes.
Arribamos el tren con rumbo al Distrito 12.
Cada uno con una habitación propia....
Lo sabía. Él y yo habíamos acordado darnos el tiempo.....Mas bien, él me pidió tiempo y yo acepté dárselo, con mi propia fe de que esto duraría un corto periodo...
Lo sabía. Sin embargo, cuando Peeta solicitó un compartimiento propio, por una milésima de segundo se me encogió él corazón dentro del pecho.
Llegó la noche. No me puede quedar dormida, ni las suaves cobijas, ni almohadas lograron hacerlo, como era de esperar. Supongo que él tampoco pudo llegar a cerrar los ojos. Escuchaba cómo se acomodaba en la cama, causando que sus movimientos hicieran chillar al mueble contra la pared. Oía cómo se paraba, caminaba, se encerraba en el baño y salía para de nuevo acostarse e intentar dormir, si es que no repetía el procedimiento.
Yo me quedé quieta, distrayéndome en la imagen de Peeta al otro lado. Hubo un momento en que eso me reconfortó y cerré los ojos, sin alguna noción de la hora. 
Las pesadillas no me invadieron esa noche.
Cuando desperté, la luz del sol en la habitación me dio la bienvenida. Suspiré, no estaba sudorosa ni jadeante, no había tenido pesadillas; la sensación parecía nueva o nunca vivida. Traté de disfrutarla al máximo, la tranquilidad, pensando que tal vez estas cosas no se repetirían más adelante. En mi momento de felicidad recordé a Peeta; agucé el oído cerca de la pared que estaba pegada al colchón. No se oía ni un ruido: silencio profundo.
Me empecé a preguntar quién sería el que se rendiría más rápido y viniera a buscar al otro; algo ridículo para desperdiciar mis pensamientos mañaneros sin miedo o recuerdos frustrantes, pero de verdad comenzaba a dudar de mi resistencia hacia estar con él.
Unos ligeros golpes, que me sobresaltaron, al mismo tiempo contestaron mi pregunta. Mi serenidad se sustituyó por un entusiasmo significativo, olvidándome de que aún seguía adormilada. Abrí la puerta y esbocé una sonrisa.
La sonrisa radiante de Peeta apareció de la misma manera que la mía.
-Hola¿vengo muy temprano?- dijo. Miré el reloj furtivamente, 8:00 am.
-Tal vez un poquito, sí. Acabo de despertarme...- contesté señalando mi pijama y mi cama desecha.
-Oh, lo lamento si fui yo el que te despertó...¿quieres que vuelva más al rato?
-No, está bien. Ven, pasa.
Ninguno de los dos bajó a desayunar al comedor, pedimos que nos llevaran el desayuno a mi habitación. Antes de que llegara, me cambié de ropa y me trencé el cabello. Al salir del baño, una exquisita comida ya estaba puesta en la mesa rodeada por dos sillones individuales, en uno de ellos se encontraba Peeta.
Estuvimos hablando de cosas banales mientras degustábamos los platillos. Nunca salió el tema de conversación de qué hicimos al estar separados.
De todas formas, yo sé bien qué pasó en su estadía en el Distrito 4.
Peeta había estado viviendo con Annie y su pequeñín desde el día en que llegó, eso claro está.
Se encontró con el Dr. Aurelius unos días después cerca del hospital del 4, éste lo estuvo tratando un poco más sobre su "secuestro". De ahí mi madre veía todos los días a Peeta cuando iba al hospital.
La mañana antes de mi llegada, el Dr. Aurelius le comentó a Peeta que se tenía que trasladar al Distrito 7 y le dio la alternativa tanto de irse allá con él tanto como la de quedarse o volver al 12. Se lo dejó a su elección, ya que él podría seguir tratándolo por teléfono si no accedía a ir.
Nunca se me cruzó por la mente que él y yo nos encontráramos en el mismo lugar sin saberlo. Pienso que fue suerte que la perla se me haya caído del bolsillo; la encontró, le dio una señal de que aún no se debía ir; no sé que hubiera echo si eso nunca hubiera pasado...
Obviamente, todo lo sé porque mi madre me lo contó el día el que nos volvimos a encontrar, eso que me hizo ir corriendo con él la noche de ese mismo día. A veces me pregunto por qué nunca me lo dijo o lo mencionó, supongo que piensa que lo mejor es mantener unas cosas guardadas para él mismo.
Pero parecía que mi curiosidad no cesaba ahí, me recorría las venas como la sangre. Tenía que saber más.
Por eso, cuando nos sentamos  al lado de la ventana para contemplar el paisaje, me acerqué a Peeta, con sigilo. Hubo silencio, ya estaba acostumbrada a ellos. Había situaciones en que las palabras sobraban y solo nos mirábamos o estancábamos nuestra vista en la nada.
-Peeta- farfullé, con tal de romper esa barrera silenciosa.
-¿Si,Katniss?- dijo, embelesado, quitó su atención del cristal para dirigirla a mí. Tuve que tragar saliva antes de que mi inquietud vehemente de saber más me ganara al hablar.
-¿Es cierto que te encontraste con Gale?-susurré con el mayor cuidado posible. El dicho: "La curiosidad mató al gato" saltó en mi mente...: lo estaba poniendo a prueba. Sus ojos se dilataron un segundo antes de contestar.
-Sí.
-Amm...¿qué pasó?
Se tomó un tiempo para formular sus siguientes palabras.
-¿Cómo lo sabes?- dijo, incómodo.
-Gale. Bueno....él me dijo en dónde te encontrabas. Así que deduje que....
-Tal vez se pudo enterar de otra manera, tal vez alguien le pudo haber dicho- me cortó-. No siempre uno se tiene que fiar de sus suposiciones...
Me callé al morder mi lengua para que no volviera a hablar. Detecté su tono cortante y frío.
De nuevo silencio. Los dos volvimos la vista a la ventana; me mareé por las imágenes que pasaban a causa de la gran velocidad a la que íbamos.
Su suspiro, que  fue lo que logró que quitara mi atención de la ventana, me sorprendió y sus palabras a continuación más:
-Fue el primer día que acudí al hospital-comenzó-. Recuerdo haber visto a tu madre, pero estaba tan nervioso por....por a lo que iba- se limitó a decir- que ni siquiera tuve la concentración para saludarla, además no sé si también ella me vio. No te aburriré relatándote todo lo que hice allí; después de algunas horas me marché del lugar, estaba bajando las escaleras cuando choqué con alguien que también iba saliendo, levanté la mirada para disculparme por mi torpeza, nuestros ojos se encontraron y.....
Hace una pausa de pocos segundos, como si le costara platicar sobre el recuerdo. Aprieta los labios y continua:
-Era él. Era Gale. Lo supe en cuanto vi sus iris grises....¿Quién más iba a tener esos ojos grises típicos de la Veta?¿Por qué me inundó una sensación conocida al verlos?......Claro estaba, a menos que no fueras tú, tendría que ser él. Aunque he de admitir que, de inmediato, tu nombre comenzó a revolotearme en la cabeza. Recuerdo que ésta me comenzó a doler, a punto de explotarme. Conocía la sensación, nada más faltaba que me diera un flashback justo allí y justo ahora.....
Al escucharlo, percibí el cansancio que rondaba en su voz. Observé cómo se detuvo un momento, como una manecilla de un reloj parado. Volvió a suspirar, pasándose la mano por el rostro.
-No se lo esperaba. Si te soy sincero.....yo tampoco lo había echo.....- vi que abría de nuevo su boca en función de continuar, la última señal de su fastidio y confusión fue cerrar los ojos, pero antes de que dijera una sola palabra me acunclillé cerca de él y le pasé una mano por el hombro.
-Para. Mejor hazlo....- levanta su cara, abre los ojos y me ve-. No debí hacerte que me contaras.....Lo siento- un poco de rubor apareció junto con mi mirada azorada.
Parpadeó, sus largar pestañas se movieron como un revoloteo de alas de mariposa, me senté a un costado de él, casi pegando mi cadera con la suya.
-No...pasa... nada- susurra, tan quedito que se me dificulta oírlo- No entiendo por qué te disculpas, no hiciste nada malo- Va murmurar algo más pero un bostezo le interrumpe. No puedo evitar volver la mirada hacia a él y observar las grandes ojeras que le surcan su rostro. Estamos con la espalda contra el cristal de la ventana, ambos recargamos la cabeza en el.
Silencio otra vez, habitual silencio.....
Su cabeza ladea en mi dirección, absorto; inclino mi rostro para verlo y sonrío cuando los ojos de su mirada perdida se abren de repente, en un gesto como si hubiera descubierto que lo espiaba.
-¿Te he dicho que tu sonrisa puede conmigo? En serio, me hace enrojecer más de lo que quiero- dice, monótonamente, como si fuera lo más normal del mundo decir eso.
-Oh- finjo que me sorprendo-. Bueno, trataré de no esbozarla más seguido. Gracias por el dato- contesto mientras la sonrisa se ensancha más en mi cara. Peeta ríe al captar la ironía, bosteza otra vez, suspirando.
-Soy yo el que debería disculparse- murmuró, adormilado-. Ya sabes, por lo que pasó ese día.....
-¿Qué?- dije, posando mi atención en sus ojos, que se cerraban y abrían con lentitud.
-El día en que me fui. La razón por la que lo hice- me explica; se me pone la piel de gallina, puede ver hacia dónde iba el sentido de la conversación-. Por que yo.....
-Shh- lo callo dulcemente, sé a lo qué se refiere. A veces sueño con su mirada fría de odio y con sus dedos rozándome el cuello....- Shh- repito, para al mismo tiempo mantenerme enfocada en la realidad y alejar esos recuerdos de mi mente-. No fue culpa tuya, tú tampoco te tienes que disculpar, no hiciste nada malo.....
-¿A no? Eso es lo que tú quieres creer. Pero sí, sí lo hice- habló como dormido pero aún consciente.
-No, claro que no- mi primer impulso es abrazarlo para susurrarle al oído. Lo hago, esperando el momento en que se dé cuenta y se libere de mi muestra de cariño.
Milagrosamente, no lo hace.
-¿Sabes?- siento su aliento en mis cabellos, los tentáculos del sueño se apoderan de él, lo noto en su voz- Recuerdo muy bien lo que él quería saber de mí, la pregunta que me hizo.....
-¿Quién?¿Gale?- separé un poco su cuerpo del mío, sorprendida.
-Me....preguntó: "¿Aún la sigues queriendo?"- esperé ansiosa a que continuara.
-Peeta....- murmuré-......Peeta, y ¿qué le contestaste?
No hubo respuesta.
Se había quedado completamente dormido.









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¡Mil besos y abrazos!♥ 

                                               Con Cariño♥
                                                           Vuestra Escritora♥
                                                                       Meena♥

nos vemos la próxima semana con capítulo nuevo

Chao