Capítulo 26♥

YHola hola, queridos tributos!♥
Domingo de capítulo! ♥¿Están emocionados? Por que yo sí :D
¿Cómo han estado?Espero que bien!
¿Yo? Solo puedo decir que estoy apenas saliendo de un trauma....¿Conocen Divergente? Bueno, pues hoy terminé de leer Allegiant(el 3er y último libro) pfff.....creo que tendré que ir a un psicólogo.*Momento sentimental:¿POOR QUÉ, VERÓNICA, POOOR QUÉEE?*
Pero, volviendo al capítulo, espero que os guste, de verdad. Sinceramente, la escuela me ha dejado noqueada, que ni siquiera sé cómo acabé este capítulo. Blaaa....aún así, he dado lo mejor que pude para que quedara bien :D
Ya saben, Un comentario= a una sonrisa de la escritora Jajaja :D
Léanlo♥ Disfrútenlo♥ Ámenlo ♥Coméntenlo 

¡Aquí está, el Capítulo 26!

                       Capítulo 26: De nuevo en casa.








Peeta yacía dormido en mi regazo.
Mis manos recorrían su cabello rubio, acariciando sus mechones como si fueran lo delicados pétalos de una flor.
Una vez mencioné que tenía una completa fascinación con sus áureas pestañas...., bueno, aún sigo maravillada con ellas, que se distinguen tan largas a la luz del sol. Su respiración acompasada me tranquiliza como ninguna otra cosa lo haría. Tiene una media sonrisa formada por sus labios, lo que hace que me le quede viendo con ternura.
Se ve tan mono cuando duerme.
A simple vista, su apariencia le da la frescura de un simple niño, radiante, joven, con su semblante de paz infinita......
Levanto la vista y me encuentro con migo misma, reflejada en el cristal de la ventana. A pesar de algunas cicatrices pequeñas, las ojeras debajo de mis ojos y mi mirada indiferente, descubro que aún tengo un aire infantil. No hace mucho que tenía 16 años, no ha pasado tanto tiempo desde mi niñez como para decir que ya no soy una adolescente, por que lo sigo siendo, una adolescente que las circunstancias y el mundo hostil la hicieron crecer y madurar antes de tiempo. Recuerdo a Prim, mi dulce y adorable Prim....recuerdo lo mucho que me sorprendieron sus sabias palabras para consolarme cuando estábamos en el Distrito 13, seguía siendo la niña de trenzas rubias con la blusa saliendo de la falda que simulaba una cola de pato....pero sabía que dentro de ella había cambios, ya no era la niña indefensa por la cual había que tomar decisiones y proteger....ya no lo era más.....
Vuelvo a posar mis ojos en mi reflejo, me sorprendo de no hallar ninguna lágrima bajándome la mejilla. Por alguna razón, ya no siento tanto dolor al recordar a mi hermana, eso no significa que le he dejado de extrañar. En cambio, mi tristeza es sustituida por la añoranza y la promesa de seguir adelante.
Escruto mi rostro en busca de una señal de crecimiento. No encuentro nada, aunque aún parezca una chiquilla ya no me siento como una. En mi mirada se vislumbra perfectamente que soy una persona que se siente ultrajada de toda inocencia. No hay que entrever mucho el por qué, con saber todo lo que viví es suficiente para volver a sentirme vacia de toda infantilez.
Miro a Peeta, centrando mi atención en sus grandes ojeras. Pienso en todas las pesadillas por las que surgieron esas ojeras, en todo lo que no le deja dormir por las noches. Todas las cosas que soportó.....En qué se siente no tener aveces el control de si mismo.
Me doy cuenta de que ,si de desgracias se trata, yo tampoco me quedo atrás. Unas gotas de agua salada fluyen por mis ojos.
Soy más consiente de lo injusto qué fue la vida con nosotros...con los niños que temían a escuchar su nombre en la ceremonia de la cosecha...con las familias que se mataban con tal de tener algo para comer....con todos los que murieron por el deporte y entretenimiento de las misma personas que eran nuestros opresores......con los habitantes de la gran y gloriosa Panem, que vivían con hambre, pobreza y.....miedo.
¿Dónde quedaba la humanidad del Capitolio?¿Desapareció después de tantos químicos para cambiar el tono de pelo o de tantas cirugías renovadoras?¿De verdad pensaban que jugar con la vida de las personas y divertirse con su muerte era entretenido? No lo logro entender....¿Acaso nadie se dio cuenta de que estaban en un error?....Ah, claro, si hubo personas que lo pensaron lo pagaron con su ejecución. Me muerdo el labio con rabia, a punto de hacerlo sangrar. El sentimiento surge de mí: odio.
Por suerte, la sensación desaparece tan rápido como llegó al percibir movimiento cerca de mí: Peeta estaba despertando. Me limpié rápidamente las lágrimas.
Sus pestañas empezaron a moverse, lentamente alzó los párpados
-Hola, dormilón- saludé, sonriente-. Espero que hayas disfrutado de tu siesta.
Parece ser que iba a sonreír....pero cayó en la cuenta de que mis piernas sostenían su cabeza y de que mis manos pasaban por su pelo. Abrió mucho los ojos antes de incorporarse de inmediato y empezar a graznar disculpas:
-¡Katniss! Yo....¿cómo llegué a.......lo siento....yo....qué torpe- lo último que masculló se lo reprochó a él mismo.
-Tranquilo- reía al pararme-. No es para tanto....
-Tú siempre quitándole importancia a las cosas....-Empezó una nueva ronda de tartamudeos y justificaciones, las decía torpemente, sin entenderse.
-Shh- lo silencié-. Creo que te veías mejor callado y medio adormilado- Resopló, ofendido, pero bastó para que cerrara su boca, lanzándome una mirada impacientada.
¿Cuánto tiempo dormí?- me preguntó.
-Dos horas- respondí-. ¿No dormiste ayer en la noche?- dije, fingiendo inocencia.
-Algo me dice que ya sabes la respuesta a eso- sonrió- No es típico de ti quedarte en silencio toda la noche....
-¿Acaso creías que te espiaba? No, dormía, solo eso- contesté, tajante. Y para cambiar de tema comenté:-¿No se supone que ya deberíamos ir llegando al 12?
No pasó mucho tiempo antes de que la estación de tren se mostrara ante nosotros.



Todo parecía igual.
Poca gente; virutas de carbón surcando los aires; sinsajos cantando de rama en rama;  las colinas verdes, que me llamaban para ser exploradas....
-Bienvenidos al Distrito 12- canturreó un ayudante de la estación. Era un poco raro, y no me refiero a él, si no que antes no se acostumbraba a ver muchas personas trabajando en la estación a menos que fueran agentes de la paz, ya que el lujo de usar tren sólo lo tenían los habitantes del Capitolio. Todo eso cambió después de su caída.
Al atardecer, el 12 daba una sensación de calidez. Miré a los bosques, imaginandome que estaban frente mío, extendiéndose por kilómetros y kilómetros...
<<Es bueno estar de vuelta en casa>> sonreí, animada.
No era la única que se sentía así.
En los ojos de Peeta se encapsulaba toda la emoción y felicidad de regresar a su hogar, al Distrito 12. Esa añoranza que significaba que había extrañado este lugar.
Estaba de tan buen humor que hasta se me antojó visitar a Haymitch, sin importar que estuviera tan borracho como una cuba.
Casi por azares del destino, fue una sorpresa encontrarnos a Haymitch al entrar en la Aldea de los Vencedores. Daba vueltas por su patio con una botella de ron en la mano. Fue allí que al levantar la vista nos vio. Nosotros le saludamos a lo lejos, y repentinamente abrió mucho los ojos, éstos fueron a dar a la botella de alcohol en su mano y, acto seguido, la tiró entre los arbustos antes de entrar a su casa con una rapidez nunca antes vista en un borracho.
-Parece que no está muy contento de verme- bromeó Peeta mientras íbamos de camino a su casa.
-No inventes cosas- me reí-. Simplemente pensó que la bebida ya hasta ahora lo hacía alucinar, seguro que por eso tiró la botella. Mañana se le pasará- aseguré. Llegamos a la entrada de su casa. La abrió para pasar.
La casa de Peeta mostraba esas usuales características de abandono. Todo estaba cubierto por una fina capa de polvo, pareciendo un manto gris. Estar ahí me hizo pensar en el tiempo que estuvo ausente. Sorpresa que me llevé al descubrir que habían pasado casi 2 meses desde su ida.
Me negué dejar a Peeta, quién no tuvo otra opción mas que acompañarme a mi casa.
Hicimos una cena improvisada con las provisiones que tenía en mi alacena. Nos moríamos de hambre, así que no importó mucho lo poco que encontramos. Al caer la noche nos dio algo por hacernos una taza de café (nunca tomamos café, sólo té o chocolate caliente) ya que descubrimos un tarro con mucho de eso escondido en uno de los  muebles de la cocina.
Se puede decir que yo tampoco dormí muy bien la noche anterior, y Peeta ya había descansado en el tren. Eran apenas las diez menos 15, estábamos sentados en los sillones de mi sala principal cuando los párpados se me empezaron a caer, como si la gravedad ejerciera mucha presión en ellos. Antes de caer dormida, sólo recuerdo que Peeta recogía la taza de entre mis manos, ya con poco líquido oscuro, y verlo alejándose hacia la cocina....
Lo primero que percibí al despertar fue la suave frazada que tenía encima, me comencé a remover debajo de ella, cómoda.
No sentí el momento en el que Peeta me tapó con ella....
Cuando fui a la cocina noté que todo ya estaba recogido y lavado, no había muestras de un solo pedazo de suciedad. Lo que me llamó la atención fueron el plato de galletas en medio de la mesa con una nota doblada a la mitad con mi nombre escrito en ella. Cogí una galleta para después leer el papel mientras me la comía.

Hola, dormilona.

Espero que hayas disfrutado de tu siesta y que hayas descansado bien.

Recuérdalo bien: 

"10:30" te veo para almorzar.

     NOTA: Encuéntrame por la zona en donde está la panadería....cerca de la pradera. 

                                                Una última cosa: trae esa sonrisa socarrona contigo.

   ATTE: Peeta.

Por inevitable que fuera, me hizo sonreír.

Me preparé para salir puntual. Mi buen humor del día anterior no había bajado en absoluto, no podía estar mejor. Las ansias de verlo me carcomían las entrañas y abandoné la casa mucho antes de las 10. Mis pasos iban al centro del distrito, que era donde antes se hallaba la zona de comerciantes.

La posibilidad de llegar antes que Peeta y sorprenderlo me hacía sonreír.

Pero me había equivocado.

Todavía a lo lejos vislumbré su rubia cabellera, exactamente en el lugar donde nos habíamos citado. Decidí irme con tranquilidad, permitiéndome de disfrutar el canto mañanero de los sinsajos.

Me mordí el labio superior para que la mueca de felicidad se debilitara un poco, mi sonrisa no hacía más que ensancharse a tal punto de dolerme las mejillas. Como no estoy acostumbrada a sonreír.......

Un solo motivo de esa felicidad: Peeta. Él era como la luz que iluminaba de nuevo mi vida.

Esa sensación no me la quitaba nada.

Excepto, tal vez....

-¡Peeta!

Los sinsajos callaron por aquel estridente sonido entre un chillido de emoción e histeria. Lo que a mí me hizo fue helarme la sangre.

-¡Peeta!

Como era de suponer, lo primero que se me vino a la mente fue la palabra: peligro. Empecé a ver a todos lados sin decidirme cuál señal estaba buscando. 

Miré a Peeta, él también parecía sorprendido y estupefacto.........

Porque ese grito no había salido de mi boca.........







Bueno, ¿Quién creen que habrá gritado?¿Ya tenéis una idea?Espero que sí :3



¿Os gustó?¿Enamoró?♥¿Os aburrió?¿No?¿Sí?
Comentarme qué les pareció :D♥


Miles de besos y abrazos♥
                                                    Con cariño♥
                                                             Vuestra Escritora♥
                                                                                   Meena♥

Woa, esperen!

Necesito su opinión en algo.

Hoy, revisando el blog, chequé la encuesta de "¿Queréis que regresen los capítulos del punto de vista de Peeta?" Y bueno, la mayoría de los votos son afirmativos, así que estoy considerando ponerme a escribir más...

Mmmm recuerdan el Capítulo 8, si empiezo los caps de Peeta sería desde ese punto, ya que si lo hago de cada capítulo me tardaré mucho en seguir la corriente a la historia. Además, ¿Acaso no queréis saber que pasó con Peeta al irse del Distrito 12?¿Todo lo que pasó por su mente?

Dejadme su opinión al respecto ¿Si los publico o no?

Es importante que comenten sobre este punto, eh, es un impulso a aceptar la decisión :D

Eso es todo :D

Ahora si, Chao :3