domingo, 24 de agosto de 2014

Capítulo 46 ♥

Hola, mis queridos dientes de león.
Ahorita mismo estoy escribiendo esto a las 3:25 am, sin embargo publicaré la entrada unas horas más tarde.
Como ya he entrado al cole, no pude escribir el capítulo por las tareas y todo eso :(
 Pero ahora que es fin de semana, bueno, me estoy cayendo de sueño, pero ya está listo el capítulo. n__n
Además, he estado escribiendo algunos capítulos(muy pocos) de una historia que estoy haciendo, por eso la desvelada.
Espero que les guste el cap, ¿Estáis tan nerviosos como Katniss?
Una parte de él ya la tenía escrita, y sólo la tuve que anexar a todo el texto.
Así que ya saben, Lean ♥ Disfruten ♥ Amen♥

















Capítulo 46- Prímulas y dientes de león.




Era imposible no mirarme en el espejo de nuevo, a pesar de haberlo hecho mil veces ya.
Clavé mis vista en el reflejo de mis ojos, apretando los labios otra vez.
Inmediatamente me iba a llevar la mano a la boca, porque la costumbre de morderme las uñas había vuelto en estos meses.
No fue hasta que me regañaron que dejé de arrancármelas hasta la cutícula, pero ,de vez en cuando, me las mordía sin tener consciencia de ello.
Ahorita estaba a punto de volverlo hacer, sino fuera porque Annie apareció por la puerta. Estaba espaldas a mi, pero yo la vi reflejada en el espejo.
-¿Otra vez echando un vistazo?-me sonrió, adelantándose hasta donde yo estaba. Llevaba un bonito vestido de color morado. Le llegaba arriba de la rodilla y estaba acentuado en la cintura. Sus piernas se hacían ver más largas gracias a las zapatillas, del mismo color de su vestido, que traía puestas.
-No lo puedo evitar-le ofrecí una sonrisa tímida, volviéndome hacia ella.
-Te he traído esto- dijo y levantó el velo blanco que traía en la mano.
-Vaya, pensaba que Effie era quién lo iba a traer.
-Sí, pero ahora ella está muy ocupada gritándole a la gente de abajo como para poder subir un escalón de las escaleras- musitó, y yo reí ante su comentario. Luego, Annie se inclinó para colocar la coronilla en mi cabello. Tenía destellos plateados y dorados. Acomodó el velo para que no me estorbara en la cara, y este cayó sobre mi espalda en una casacada.
-Tu atuendo está completo. Y tú estás hermosa- me sonrió.
-Gracias, Annie- y me volví al espejo para acomodarme mejor el velo.
Me habían recogido el cabello, y para adornarlo le habían puesto varias flores blancas, que eran preciosas.
Algunos rizos se salían del peinado, cayendo como espirales, enmarcando mi cara.
El maquillaje era muy ligero, exactamente como lo había pedido yo, ya que Effie me insistía que algo más abundante me haría resaltar más.
-¿Nerviosa?-preguntó Annie, mientras me examinaba con la mirada.
-Más de lo que imaginé- respondí con franqueza.
-Descuida, sólo te casas una vez en la vida, ¿no?-me animó.
-¿Tú también estabas nerviosa cuando te casaste con Finnick?- se me salió decir. Annie se paró a pensarlo un momento, antes de contestarme:
-No. Supongo que pensaba que ya habían pasado tantas malas cosas en mi vida, que una buena no me vendría mal.
Acto seguido, caminó a la puerta, y antes de desaparecer de mi vista, dijo:
-Baja dentro de 5 minutos. Es hora de irnos.





Recorríamos en coche las calles del nuevo y restaurado Distrito 12.
Bueno, quizá no tan nuevo, ya que hace más de tres años que la remodelación había terminado. En fin, ahora, la plaza no era lúgubre ni deprimente, sino que un kiosco adornaba su centro, con los edificios que la rodeaban pintados de colores cálidos. Varias bancas situadas a un lado de jardineras con gran variedad de flores.
Pasamos de largo aquel lugar para dirigirnos a donde se iba a celebrar la boda: el edificio de justicia.
Al menos esa costumbre no había cambiado todavía.
Cuando por fin llegamos, bajé del coche con rapidez, sintiendo aún un nudo en el estómago.
La ventaja era que mi vestido no era muy lago, no como en las secciones de moda del Capitolio que pasan por la televisión, que son metros y más metros de tela que llevan arrastrando las mujeres detrás de ellas.
El mío me llegaba a los tobillos, así que no era muy complicado caminar con él.
-¡Hemos llegado con un tiempo excelente!-anunció Effie- ¡Espero que Haymitch no tarde en llegar con Peeta, conociendo cómo es!-se lamentó.
Annie rió, pero yo no pude ni esbozar una sonrisa, todavía pensando que el nudo en mi estómago se hacía más grande con cada paso que daba.
Effie fue a revisar que todo estuviera bien, y nos dejó a nosotras dos solas.
-¿Te encuentras bien?-Annie puso una mano en mi hombro.
-Yo...sí, sí.....Annie, ¿te parece bien si voy a tomar aire unos minutos?
-Te acompaño- se ofreció.
-No te ofendas, pero quisiera estar sola....-sonreí a modo de disculpa-. No tardaré, te lo prometo, sólo....¿me haces el favor de no decirle a nadie? Regresaré justo a tiempo para iniciar....
Annie arrugó un poco el entrecejo, pero asintió, lo que me dio paso para darme la vuelta y alejarme de ese lugar.






El nuevo edificio de justicia estaba rodeado de unos jardines adornado con fuentes y bancos de mármol.
Lo sabía. Después de la ceremonia, allí se iba a celebrar el banquete.
Caminé en sentido contrario a las mesas posadas en el pasto, hasta la otra punta de los jardines.
Me senté en uno de esos bancos, y acomodé el vestido blanco para que se arrugara lo menos posible.
La linde de los jardines llegaban hasta el inicio del bosque, donde antes se encontraba la valla eléctrica.
Dos mundos distintos...separados sólo por un camino de hojas muertas.
Por un momento, no le pude quitar la mirada a los árboles ni a la profundidad detrás de ellos; detectaba débilmente los diferentes sonidos que provenían de allí....tan conocidos....
Ellos estaban llamándome.
Yo pertenecía al bosque, pertenecía a las sombras y al ruido de hojas secas siendo aplastadas por mis pies.
Mi mente se preguntó entonces, ¿qué hacía del otro lado, envuelta en un vestido, si este no era mi mundo?
La posibilidad de escapar a donde pertenecía en verdad, de irme al bosque y perderme entre su maleza se tornaba cada vez menos irreverente.
Podría hacerlo....
Sólo unos cuantos pasos y.....
Y entonces se me vino la imagen de Peeta a la cabeza.
No escapaba por él, porque en realidad, lo único que me mantenía atada a este mundo era él.
Y dentro de poco me casaría con él.
¿Escaparme al bosque?Qué tonterías estoy pensando? Sólo son los nervios, que me juegan una mala pasada....
Suspiré, aún con la vista plantada en los troncos de los árboles.
Ese verde que reinaba siempre en el bosque, tan fresco, tan conocido, era el bálsamo perfecto para mis nervios.
Por algo el verde era mi color favorito, ¿no?
Parpadeé, imaginando todo lo que pasó a lo largo de mi vida durante estos años, recordando los momentos en los que iba a cazar con mi padre....o con Gale.....
Los momentos en los que fui feliz.
Pero entonces, la palabra "felicidad" inmediatamente se asoció a la imagen de un chico rubio, de ojos azules profundos como el mar.....
Porque ahora mi concepto de felicidad se basaba en Peeta. En las cosas por las que pasamos juntos, que nos hicieron más fuertes, en él y su forma de hacerme sentir única en el mundo; también....en la nueva vida que estábamos a punto de empezar, el nuevo paso que íbamos a dar él y yo.....
Oí un ruido de pasos acercándose a mi encuentro.
Comprobé, aliviada, que no eran los horribles ruidos causados por las zapatillas de Effie. Por lo menos me había librado de sus regaños.
Me esperaba que  mi madre, Annie, Johanna, o incluso Haymitch viniera hacia mí; sin embargo, no me imaginé a la persona que se posó a mis espaldas.
Me volví, sus labios formaban una sonrisa de media luna en la cara.
-Todo mundo está buscándote - dijo Peeta.
-Bueno, supongo que alguien ya me ha encontrado- sonreí, él me correspondió de la misma manera y se sentó en el banco, junto a mí. Llevaba un traje negro, típico del novio, con una corbata de color azul, que combinaba con sus ojos.
Se veía demasiado guapo, peinado hacia atrás con una flor adornándole el bolsillo frontal de su saco.
Estuvimos en silencio unos segundos, después yo pregunté:
-¿Dónde has estado? Desde antier que no te veo.....No has intentado venir a verme en la mañana....
-Y seguirías sin verme-puso los ojos en blanco-. No me han permitido ir a visitarte.... tuve suerte de que pensaran que iba al baño o algo, porque si no, nadie me habría dejado moverme de mi lugar.
-Effie- farfullé, con el cejo fruncido- ¿Te ha estado diciendo que es de mala suerte ver a la novia antes de la boda, verdad? Dios....¡Tonterías!
Rió, asintió con la cabeza.
-Exacto, se tomó muy en serio ese dicho....-comentó y yo reí un poco, pero mi mayor atención se centraba en el bosque y la pradera.
-¿Te dijo Annie que estaba aquí?- musité.
-No....¿Annie sabía dónde estabas?
-No. Pero me vio dirigirme hacia aquí, así que se pudo hacer una idea.
-Bueno, pero ella no me dijo nada. Yo...supuse que estarías en los jardines, que era lo más cerca de la naturaleza de lo que podrías estar.
-¿Y para qué me serviría eso, según tu suposición?-pregunté, con una ligera sonrisa.
-Para calmarte. Te conozco, ¿no te lo he dicho ya un montón de veces?- sonrió.
Asentí, bajando los ojos a mis manos en mi regazo.
Nos quedamos un rato en silencio, escuchando el ruido lejano del agua cayendo en una de las fuentes.
Al cabo de un rato, Peeta preguntó:
-¿Tienes miedo?
Su pregunta me sorprendió bastante, lo miré; noté que no había vacilado ni un solo momento.
-¿A qué te refieres?¿Miedo?- fingí extrañarme más de la cuenta.
Por alguna razón, no quería que se enterara que era un manojo de nervios en ese momento, ¿y que tal si pensaba que no me quería casar con él? Ni pensarlo.
Él clavó su mirada en mis ojos.
-Sí- murmuró-. Sé que en el fondo esto siempre te ha causado temor....sabes que es algo fuera de tus experiencias, todo mundo le teme a enfrentar lo nuevo....- dijo.
-Tienes razón- concebí, suspirando-. Pero no podría tener miedo de entregar mi vida entera al hombre que amo, en eso no tengo ya ninguna duda- sonreí débilmente, como la tierna caricia, que es suave y sutil al tacto.
-Se vale tener miedo.....Yo lo tengo, si he de ser sincero....- ahora él miró hacia el bosque.
-¿Por qué?- susurré, sorprendida.
-No lo sé- me contestó-, supongo que temo no darte lo que te mereces.....Me encantaría poder darte todo el mundo, dejarlo en la palma de tu mano, como un tesoro preciado. Pero no puedo, sólo soy un humano que tiene el deseo, mas no el poder de hacerlo realidad....
-Shh- mi dedo tocó suavemente su labio, su tacto me recordó a las suaves caricias que sus labios han hecho en los míos y no puede evitar mirar sus comisuras mordiéndome las mías para contenerme- Sinceramente, le tendría más miedo a la idea de perderte que de unirme a ti. Y no creo merecer todo lo que dices, si ya soy bastante afortunada de tenerte en mi vida....de ver tu sonrisa todos los días....no sabes cómo me alegras el día con esos chistes malos que haces, o con esos besos que me das. Estás siempre allí para escucharme, para quererme, y para protegerme.....y no sé como rayos te podré pagar ese inmenso favor que me haces a mí al estar aquí y decirme que me quieres.....- susurré.
Mi cara se había ido acercando lentamente a su rostro, quedándose a pocos centímetros de él. Mi mano buscó la suya entre la tela de mi vestido. La encontró y él no puso resistencia para entrelazar mis dedos con los suyos.
-Yo sé bien que no te gusta deberle favores a la gente- sonrió.
-Eso es cierto, salvo en lo que respecte a ti. Desde ese día en el que me arrojaste el pan, fuiste mi esperanza, y es difícil pasar por alto a quien te da una nueva oportunidad de vivir. Ese día, tú lo hiciste, y supongo que no pude sacarte de mi cabeza por completo....
-Eso pasó hace más de 13 años ya....¿Cómo es posible que te acuerdes?- rió.
-Ves, 13 años no han conseguido borrar tu recuerdo, Peeta Mellark- sonreí. Su mano me recogió un mechón de cabello para enterrarlo en la coronilla pequeña de mi velo. Sus dedos se quedaron un momento en mi sien, bajaron por mi mejilla hasta llegar a mi mentón.
-No puedo decir que creo que te amo, Peeta..... Te amo, sin duda alguna, aunque tampoco creo que es necesario que te lo diga cuando tú ya lo sabes..
-Yo también Te amo, Katniss. Aunque no sé si es la palabra correcta para describir este sentimiento que surge cuando te veo. Y cuando te pedí que fueras mi esposa, en realidad, sólo te pedía que fueras mía, y yo tuyo. Que fueras la razón que tiene una persona para seguir creyendo, luchando, viviendo.....No me interesa si necesitamos una gran fiesta de gala, unos votos o firmar un papel para validarlo....
No soporto más y me dirijo a besarle los labios....
Pero él, con una expresión divertida, se aparta unos centímetros, y mis labios chocan contra su mejilla.
-¿Qué fue eso?- alzo la voz, tratando de no sonar divertida y ocultar mi sonrisa de consternación.
-Aguarda, eso lo guardamos para el final de la ceremonia- susurró en mi oído, soltando una carcajada.
-¡Pero no te he besado en dos días! ¡Vamos!- soné lastimera, hice un puchero que lo hizo reír.
-Creo que se han de empezar a preguntar dónde estoy yo y porqué tú ya llevas demasiado tiempo desaparecida. Ven, volvamos- se paró, me jaló del brazo con cuidado, parándome a mí también.
-¿Qué más da si no volvemos? Escapemos- murmuré. Había algo de verdad allí, ese momento lo estaba disfrutando mucho.
-¡Ja! Dime...¿Qué sería de una boda si están los novios ausentes? Hay que terminar esto ¿te parece?- sonrió.
-Muy bien, pero sólo porque te vez tan atractivo con ese traje como para que lo uses con provecho- reí.
Caminamos juntos. Su brazo me rodeaba la cadera, y mi cabeza estaba recargada en su hombro.
Me costó un poco separarme de él cuando estuvimos ya cerca del edificio de justicia.
Antes de llegar a  donde se iba a celebrar la ceremonia, tuvimos que irnos cada quien por su lado, ya que se supone que no nos hemos visto, y ese encuentro no ha existido jamás.
El nudo en el estómago había sido olvidado ya. Creo que el ver a Peeta de nuevo me cayó tan bien, que no me importaba si el dicho de la mala suerte fuera cierto.
-Hey ,Katniss, te esperó allá dentro. Trata de poner tu mejor cara de sorpresa ¿está bien? Yo trataré de fingir que no había visto antes a esta hermosa chica con su bonito vestido de bodas, aunque será un poco difícil, ya que tu belleza me ha deslumbrado antes.
-Tonto- reí.- Haz bien tu papel . Al fin y al cabo, eres un buen actor - fueron mis palabras antes de desaparecer de su vista.






-¡Y yo que había apostado por que no vendrías!- gritó Haymitch al verme aparecer por la puerta principal- ¡Preciosa, me has hecho perder mucho dinero!
-Calla y no me hagas arrepentirme de haberte pedido que me entregaras en el altar- le lancé una mirada de odio, y fui a tomar el ramo que estaba en la mano de Haymitch.
-Me lo entregó Annie, dijo que lo había hecho para ti, y que te lo quería dar en persona, pero no aparecías.
Miré el ramo, y me arrepentí de haberle dado las gracias a Annie cuando me lo diera.
Porque era verdaderamente hermoso.
Prímulas y dientes de león.
Dos flores que tienen un significado muy especial en mi vida, tanto como las personas que me recuerdan a ellas.






-Bueno, ya he avisado a Effie que has aparecido- dijo Haymitch.
-Gracias....tengo miedo de enfrentarme a la ira de esa mujer- murmuré.
-Pues me debes una, te has salvado de un buen regaño- me guiñó el ojo.
Me limpié el sudor de las manos en la falda del vestido, esperando a el momento de empezar a caminar.
-Ya es la hora, preciosa- murmuró mi antiguo mentor, y, con una sonrisa, me tendió el brazo. Se lo tomé, asintiendo.
-¿Un último consejo?- pregunté de repente, mientras esperábamos que se abrieran las puertas.
Haymitch rió.
-Mantente con vida.










¡Y en eso se abren las puertas!
Pero para saber lo que sigue tenéis que leer el siguiente.



Entonces, ¿les gustó?¿sí?¿no? ¿lo amaron?¿lo odiaron?
Díganme qué les pareció en lo comentarios!!

Por cierto, estoy preparando una pequeña sorpresa para el capítulo final de toda la historia. Más adelante desvelaré detalles :3


Eso sería todo por hoy, mis queridos azucarillos.
Descansen, es lo que yo voy a hacer en este momento.
Espero que les vaya bien en esta semana o día que tienen. Saben que os quiero un muchote


Cuídense.



   

                                        Con Cariño ♥
                                                   Vuestra Escritora♥
                                                                        Meena♥








7 comentarios:

  1. Hola Meena es preciosa la manera como describes este momento es demasiado veraz y lo que creo que cada mujer quisiera escuchar de su prometido el día se boda. Gracias por alegrarme el día.Quisiera saber si puedes subir tu historia a wattpad me escantaria que la subieras allí. Saludos.Aida

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  2. Hola Meena, hermoso este capitulo eres un genio te felicito muy bien escrito me encanto y me dio un poco de sentimiento en el momneto en que Peeta y Katniss hablan afuera del palacio de justicia. felicitaciones

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  3. Hola ! Que te digo esto fue la Perfeccion total , estoy segura que tu historia va a ser hermosa que digo perfecta , Vale espero con ansias el proximo capitulo este estuvo muy bello. Sin más que
    Agregar .... nos vemos en la proxima y Bye Bye ! ♡
    P.D : tienes un talento increible no lo dejes escapar ♡

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  4. Hola este es el primer capitulo que leo,si he de ser sincera lo que Katniss dice no suena a algo que ella diría, suena mas a un dialogo entre bella y edward, no me lo tomes a mal, al terminar de leer los libros yo tambien, quede insatisfecha con el final, es decir con lo que relata katniss, senti que despues de todo lo que tuvo que vivir la autora no se explayo nada en el final feliz y nos dejo a todos con ansias de mas, se agradece tu aporte y las ganas que tienes de llenar el vacio en la historia original, pero personalmente creo que Katniss se guarda mas lo que siente.

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  5. Yo creo firmemente en que el Amor puede cambiarte y tal vez Katniss al fin se abrió a ese amor que Peeta le brinda( y quién no?).Me encanta tu historia Meena. Felicitaciones....

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  6. Lo mejor q e leído claro después vde THG la saga ah quiero ser katniss

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