miércoles, 23 de julio de 2014

Capítulo 43♥

Hola, mis queridísimos dientes de león.
¿Cómo están? Espero que bien.
Yo estoy emocionada porque por fin escribo uno de los capítulos que planeé cuando comencé a organizar la historia. Y más porque sale nuestro querido Haymitch <3
Claro, que él ha salido en varios capítulos, pero este va dedicado a él, ya que Katniss va a verlo, y platica con él y.....bueno, ya sabrán. :3
Sólo esperaba el momento para incorporarlo a la historia ¡y por fin ha llegado! Así que espero que lo disfrutéis.
Otro motivo especial por publicarlo hoy: ¡Es el cumpleaños de Woody Harrelson!¡El actor que hace de Haymitch Abernathy en las películas!
Todos los tributos le mandamos nuestras más grandes felicitaciones por su 53° cumple y por encarnar tan bien a nuestro mentor preferido.  :D 
Ojalá les guste el capítulo.
Ya saben: LéanloDisfrútenloÁmenlo
Por último: ¿alguien sabe si si va a salir un trailer de sinsajo en la comic con de este año?
Y comenten al finalizar!! Os dejo con el capítulo 43!













Capítulo 43- El mentor.







No era lo mismo despertar sola en la cama y saber que en unos instantes hablaría con él o lo vería sonriéndome al desearme buenos días.... que despertar sola pero sabiendo que no habría nadie que me esperaría bajando las escaleras.
Una constante sensación de decepción al recibir el silencio inusual que flotaba por la casa, y más sin el olor a pan recién hecho, ni humo de té saliendo de las tazas. Ni siquiera las prímulas que adornaban la mesa de la cocina mostraban su fragante frescor, en cambio, se inclinaban en dirección al suelo, como si lograran detectar la tristeza en el ambiente.
El momento de las lágrimas había pasado ya.
En realidad, no duró mucho. Pero eso no quiere decir que la nostalgia me haya abandonado por completo. De hecho, la cargaba a cualquier parte que me llevaran mis pies.
La primera noche fue la que más me costó soportar de todas las que pasé sin Peeta, ya que acostumbrarse a la presencia de una persona es tan sencillo que, cuando ésta no se encuentra, es totalmente difícil asimilar su ausencia.
Al día siguiente de la partida de Peeta, fue en la mañana en la que recibí una llamada telefónica.
Me alegró tanto oír su voz y me lo imaginé, durante unos instantes, detrás de la bocina, riendo.
-Dijiste que llamarías ayer por la noche, inmediatamente que llegaras- le recriminé, sin admitir que me la había pasado viendo el teléfono, esperando algo, hasta altas horas de la noche.
-Lo siento, hubo complicaciones y llegué a penas hace unas horas- se disculpó.
Luego me relató su viaje y su asentamiento en el Capitolio. No pasó más de 10 minutos cuando él dijo:
-Bueno, ya no diré más, tengo que irme.
-¿De verdad?- susurré con desánimo.
Una risa débil se escuchó por el audífono.
-Katniss, acabo de llegar, estoy un poco cansado, sin embargo prometí llamarte en cuanto pudiese.
-Lo sé, pero no me terminaste de contar todo lo que pasó, ¿me hablarás en la noche?
-Si puedo- respondió-, pero muy pronto sabrás qué mas he hecho. Se supone que llegará dentro de unas horas....
-¿Qué?-le pregunté- ¿De qué hablas....?
-Ay Katniss, ¿que no recuerdas lo que te dije al despedirme en la estación?
-Cada palabra.
-Pues entonces..... recuerda. Tengo que dejarte. Besos. Te quiero.
Y ,un instante después, el típico sonido, que quiere decir que han colgado, me estaba llenando los oídos.
Reflexioné acerca de la conversación que tuvimos en silencio. Por fin me di cuenta de a qué se refería: una carta.
Ya leí tu carta....y recibirás una contestación....muy pronto.
Grandioso, pensó mi mente, ya que aparte de no despegarme del teléfono, ahora me pasaría revisando el buzón constantemente.
Después de unas horas repitiendo el mismo círculo una y otra vez supe que me estaba volviendo algo lunática.
Tenía que salir de allí ha descansar un poco de mi loca actitud y distraerme con algo.
Mi primera opción fue el bosque, pero después medité que sería lo mismo. A pesar de estar cazando, estaría en silencio todo el tiempo ya que nadie estaría allí para acompañarme, y mi mente se las apañaría para estar pensando sobre Peeta y por consiguiente me atacaría todo el tiempo.
La solución era hablar con alguien.
Primero marqué a mi madre. Me contestó, pero urgió que estaba demasiado ocupada, así que me marcaría más al rato. Luego marqué a Annie, el teléfono sonó y sonó pero al final no me contestó. Incluso me planteé marcarle a Joahanna.....si tuviera su número.
Afligida, colgué con exasperación y solté un bufido. Entonces, contemplé mi última opción.
Haymitch.
No tenía ganas de ver ni hablar con mi antiguo mentor, pero era eso, o reanudar la locura que la soledad ejercía sobre mí.
Tomé las llaves, me puse mis botas, y salí con un aire desalineado. Revisé una última vez el buzón, aunque sabía que no iba a ver nada, y me puse en marcha a casa de Haymitch.
Cuando llegué a su puerta, toqué 3 veces y esperé. Para mi deislución, él abrió 2 minutos después de que llamara, mientras yo me planteaba irme si se tardaba un segundo más.
-¿Qué haces aquí?-me preguntó, sorprendido. Definitivamente no me esperaba.
-Pues yo....paseaba por aquí y....me dije que sería bueno visitar a....visitarte- finalicé.
Él me miró de pies a cabeza con una mirada escrutadora y me invitó a pasar con un ademán. Entré en pos de él y me senté en un sillón raído que había en la sala.
-Sea lo que quieras de mí,dilo rápido y acabemos con esto- dijo,tomando una de sus botellas de licor y sentándose en una silla frente a mí.
-Qué va, no vengo por nada, ¿es que tiene algo de malo que te venga a visitar?-recriminé.
-Pues....como nunca vienes....es....inusual. Además, como no está el chico, por fin tienes una excusa para venir a verme.
-¿Qué dices?¿Cómo sabes que Peeta se fue....?-me sorprendí.
-Resulta que él viene más que tú por aquí, preciosa- sonrió de manera burlona.
-Pero,¿desde cuándo sabes que él se iba a ir?
-Desde antes de que lo supieras tú, estoy seguro.
-¿Y no me dijiste nada? Nadie me dice nada- me crucé los brazos, furiosa de que Peeta prefiriera decirle a Johanna incluso a Haymitch antes de mencionármelo a mí lo que le andaba pasando.
-Oye, no te enojes, él sólo vino en busca de consejo, solía ser su mentor, ¿recuerdas? Si te lo ocultó era porque no quería preocuparte.
-Me parece que se convirtió en una buena movida entre los dos: mentirme- seguí reprochando.
-Es muy difícil incorporarte al plan dado que eres muy impulsiva e irascible, o, dime, cuando te lo dijo,¿reaccionaste bien, sin alterarte, ni nada?- iba a replicar, pero cerré la boca al darme cuenta que no podía defenderme.
-¿Te lo dijo?
-No me tiene que decir nada. Te conozco- contestó.
-Está bien, tú ganas, Haymitch- acepté poniendo los ojos en blanco.
Se generó un silencio incómodo entre los dos que Haymitch trató de romper:
-¿Por qué te interesaba tanto lo que te ocultaba?- me preguntó;al ver su expresión, supe que fue lo primero que se le ocurrió.
-Es un poco tonto- admití-......además, no tenía sentido.....
-¿Qué?- me animó a hablar. Le lancé una mirada de rendición antes de suspirar y continuar:
-Cuando lo escuché a hurtadillas hablando con Johanna, pensé que él....que él iba a......pedirme matrimonio o algo parecido- comenté en voz baja. Se me encendieron las mejillas de pena al confersarlo.
-¿En serio?-preguntó Haymitch, sin terminárselo de creer.
-Eso fue lo que se me cruzó por la mente- me justifiqué-. Y entonces empecé a tener miedo.....yo no podría....¿qué le diría cuando....? Conforme al tiempo que pasaba la duda me machacaba por dentro y sólo quería saber si estaba en lo correcto......
-Espera....¿dices que empezaste a tener miedo?- me preguntó y entonces me miró de una forma que no supe descifrar.
-Sí, eso dije- bufé-. Todavía soy muy joven para algo así....¿no?
-Yo no creo que tuvieras miedo a que él te lo pidiera- sentenció, después de terminar de examinarme de nuevo.
Arrugué el entrecejo, dispuesta a contradecirlo.
-Bueno, entonces, si no era miedo....¿qué era? al fin y al cabo, tú me conoces bien, creo que conoces la respuesta, ¿no?- musité, exasperada.
-Oh, claro que sé la respuesta....y yo no digo que no era miedo, sólo me refiero a que la razón de este mismo era otra.....
-No entiendo- dije.
-Después de pensar que él te ocultaba algo, tenías miedo de que no te pidiera matrimonio. Lo deseabas tanto que tenías temor de que no fuera cierto, que fuera otra cosa y no eso- soltó y se volvió para ver mi reacción.
-¿Qué?¡¿Qué dices?!-salté de mi asiento-. Yo siempre pensé que nunca......yo nunca....
El desconcierto duró muy poco, pues no podía negarle el placer de decirle a Haymitch que eso era lo que perfectamente había ocurrido.
Cuando comencé a meditar sobre qué secretos podría guardarse el chico del pan, el único que se me vino a la cabeza fue ese. Primero me horroricé al instante, no porque no me gustara la idea, si no que todavía era demasiado pronto para algo así de grande. Pero después de cada noche y día que compartía con él, la inquietud se iba desapareciendo en mi pecho, ¿qué tenía de malo? Ya no había Juegos del Hambre, ya no teníamos que luchar por sobrevivir, sólo por seguir viviendo al máximo para que la estadía en este mundo valiera la pena.
Y vaya que no perdíamos tiempo en eso. Cada segundo, hora y minuto con Peeta eran tan maravillosos que privarse de ese hecho sería fatal. Por eso, la idea de comprometerme, de casarme no era tan mala si lo hacía con él.....
Miré con rabia a mi antiguo mentor, ya que había dado en el clavo. Por un momento me detestó aceptar de que él tal vez me conocía lo bastante bien como para saber lo que me pasa por la cabeza.
Suspiré con pesadez y luego me dejé derrumbar en el sillón.
No necesitó que yo le dijera que tenía razón, Haymitch sonrió con aire de victoria y se sentó a un lado mío.
-Vaya, vaya, vamos que nuestra pequeña Katniss está enamorada, qué digo enamorada, ¡perdida....!-se burló, lo cual no hice caso.
-Hablas como si fuera de otro mundo.
-Es que es de otro mundo viniendo de ti, preciosa- convino-. Por cierto, fue un muy lindo detalle lo de la fiesta de cumpleaños, me sorprendiste, de verdad- colocó una mano en mi hombro. Sonreí un poco y lo miré.
-Al parecer no me conoces lo suficiente- reí ligeramente.
-Reconozco que no- me regresó la sonrisa-. Y bien, ¿cómo llevas la soledad?
-Pésimo- admití.
-Tranquila, cuando te des cuenta, él ya va a estar aquí- me consoló-. Te recomendaría que hagas cosas que te distraigan un poco.
-Lo sé, ¿por qué crees que vine? simplemente necesitaba hablar con alguien.
-Bueno, siempre estaré aquí para lo que se te ofrezca.
Resultó que venir a ver a Haymitch fue lo mejor que pude hacer. Hace mucho que no charlábamos así que nos la pasamos hasta entrada la noche platicando. 
Y me olvidé de la nostalgia, de las cartas y de las llamadas telefónicas. 
Pasar un día con él me sintió tan bien que los demás fueron más sencillos de lo que esperaba afrontar.
En este momento no reíamos sobre las actitudes y manías que tenía Effie, pero que quede en claro que ambos le tenemos un profundo aprecio. Todo era normal hasta que, casi al final, de alguna manera, surgió de nuevo el tema del matrimonio.
-Si te casas con el chico....asegúrate de invitarme a la boda.
-Rayos, y yo que pensaba poner de escusa que tu invitación se perdió en el correo- reí.
-Con que esas llevamos, y yo que pensaba dar un discurso conmovedor y todo.....-se burló.
-No podrías a menos que tuvieras 7 copas encima.
Soltamos unas carcajadas y yo, enjugando las lágrimas de risa con un dedo, cambié mi tono y me dirigí a él:
-Bueno, te diré esto: si me caso, con quién sea, quiero que tú me entregues en el altar- Haymitch rió, pero al ver que yo no lo hacía se fue callando dándole tragos rápidos a su botella.
-¿Seguimos bromeando, no?
-Hablo en serio- negué con la cabeza.
-Pero no sería mejor que te entregase tu madre....-sugirió tomando otro trago, conmocionado aún.
-No- respondí-. Quiero que lo hagas tú- dije, decidida.
-¿Estás segura?
-Completamente segura. Significas mucho para mí....para Peeta, fuiste nuestro consejero y protector, lo más cercano a los padres que ambos perdimos.....¿Me prometes que lo harás?-susurré.
Haymitch clavó sus ojos en mí, le sostuve la mirada, esperando a que me contestara. 
Un segundo después él me sonrió y sus ojos chispearon un momento.
-Será un placer, Katniss.





No me sorprendió ver que el cielo era totalmente oscuro cuando salí de la casa de Haymitch. Caminé con paso tranquilo hasta mi hogar, disfrutando del frío de la noche.
Pasé de largo el buzón, directo hacia la puerta. Destrabé el seguro y la abrí con cuidado.
Pero....entonces, solté el picaporte y retrasé mi marcha hasta el jardín delantero, donde se hallaba ese buzón viejo de color rojo.
Un presentimiento hizo que lo abriera y viera lo que había adentro.
No me equivoqué: un paquete café posaba en su interior.
Lo tomé entre mis manos y revisé la etiqueta de papel que colgaba por una de sus esquinas. La nota tenía el sello del capitolio y rezaba:


Katniss Everdeen. Distrito 12
Aldea de los vencedores.

Le di la vuelta. La letra escrita detrás era diferente, manuscrita y con una familiaridad acogedora.


"Para la flor más hermosa. Con amor.P"


Sonreí sin proponérmelo. 
Cerré el buzón y caminé hacia la casa dispuesta a ver lo que había dentro del paquete.
Mientras caminaba, estrechaba la caja entre mis brazos como si esta misma fuera un abrazo del chico del pan, y que, mientras lo sostuviese, el calor de este no me dejaría.











Vale, vale, primero: ¿saben que al principio de verdad el secreto iba a ser de que Peeta le pedía matrimonio a Katniss? Pero decidí que eso quedaría mejor de otra manera y por eso lo cambié a la problemática que se maneja ahora, a parte de que me gusta demostrar lo malvada que soy.
Nuestra chica en llamas no le parecía mala idea casarse con el chico del pan, mmmm <3 . <3 jajajajaja (a mi tampoco me parecería mala idea, ejem)
Y Haymitch. A mi siempre me gustó el personaje tanto que me hubiera dolido que Suzanne lo hubiera incluido en su lista de asesinatos. (¡¿Por qué finnick?!)
Bueno, eso sería todo, azucarillos.
¿Les gustó?¿Lo amaron?¿Lo odiaron?
Díganme qué les pareció en los comentarios <3 
Los veré en la siguiente, dientes de león.
Les deseo lo mejor para su semana.









  Con Cariño♥
                                Vuestra Escritora♥
                                                                          Meena♥

sábado, 12 de julio de 2014

Capítulo 42♥

Holaaaaaaaa, queridos azucarillos!
¿Ustedes ya están de vacaciones? Si es así, ¡Qué bueno espero que las disfruten! Y si no es así....¡Todo acabará muy pronto, no te preocupes!
Yo sé que habéis extrañado los capítulos (lo he visto en sus mensajes de amor-odio que me mandan) 
Bueno, pues dejen de sufrir porque os traigo ¡El Capítulo 42!
Y, espero que para los que esperaban a que pasara.......algo, estén satisfechos! ¡Saben que hago lo que sea por cumplirles sus deseos, queridos lectores! *Excepto el de subir temprano, claro, jaja*
Ahora ya no tengo pretexto de la escuela, así que si no subo capítulo, os doy permiso de lincharme! :D
Por último: espero que le guste el capítulo. Hubo un poco de complicaciones en escribir....ya saben, la escena de amor porque no sabía cómo explicarlo exactamente. Hice lo mejor que pude, ojalá con eso alcance! 
Disfruten la lectura ¡Y NO OLVIDÉIS COMENTAR!!









Capítulo 42: Una primera y una última vez.








Ninguna respuesta me habría hecho más feliz: él sonrió y me cargó con una facilidad que me hizo reír. Entonces no hizo falta decir sí. Sólo una mirada, y, a continuación, un beso.
A lo lejos se seguía oyendo el ruido del agua. Casi me imaginaba a las gotas cayendo en los pequeños charcos y generando ondas en el agua. 
En cierto modo, comparé eso conmigo: un pequeña sensación, un pequeño beso así que todo se hiciera más grande. Los deseos, los latidos, y el amor.
Todo de repente se convirtió en una carrera de obstáculos. Peeta hacía lo que podía para esquivar las cosas que estaban en el suelo, pero en algunas veces falló. Al parecer, en nuestra ida al segundo piso, tiramos como 2 cosas y chocamos contra la puerta del estudio; sin mencionar que casi pisamos a Buttercup.
Siempre pensé que cuando pasarían estas cosas, todo sería perfecto, sin margen de errores. Me reí al darme cuenta de que no era así y que en realidad eramos lo demasiado descuidados como para seguir avanzando a ciegas. Pero, una vez más, los golpes y tropiezos parecían una minoría comparado con los besos de Peeta Mellark.
Para colmo, al estar subiendo la escalera, tropezamos y caímos, sin dañarnos, al suelo. Me aferré con fuerza al cuello de Peeta por el susto, quedé encima de él, apretando la cara en la curva de su cuello.
-¿Te lastimaste?-pregunté, pero en seguida la seriedad de la pregunta fue sustituida por una risa venida de mi garganta.
-No lo creo- contestó con una carcajada- ¿y tú?- negué con la cabeza, riéndome.
Eso nos dio una oportunidad para descansar un rato y tomar un poco de aire.
-A este paso, terminaremos tirando todo lo que hay en la casa.
-Hay desastres los cuales valen la pena limpiar.
Volvimos a reírnos.
-Podría quedarme aquí sin ningún problema- musitó Peeta, besándome el cuello. Me reí silenciosamente.
-Por favor ¿no estás ni un poquito incómodo?- pregunté, señalando el microscópico espacio que compartíamos.
-Eso me mantiene más cerca de ti, ¿me equivoco?
-Buen punto- murmuré sonriendo antes de recibir su beso.
Sus manos pasaron por mi espalda, mientras yo recorría su cuello.
-Creo que yo sí estoy incómoda- murmuré, sin dar señales de lo que respectaba a mi opinión al besar su mejilla.
-¡Imagínate yo! Estás quitándome el aire, Katniss- me besó de nuevo.
-No...-sonreí un poco al separarme de sus labios a penas un centímetro-, espera, deberías pararnos-sugerí.
-Sí. Deberíamos. O......- y entonces retomó el beso con más fiereza que la anterior. Algo pareció explotar dentro de mí, repartiendo una sensación increíble en mi sangre para que ésta me recorriera de pies a cabeza.
Pasó un minuto hasta que pude abrir la boca para decir:
-Vamos, aún nos falta un tramo por recorrer.
Esta vez no dejé que me cargara, sin embargo entrelacé mis dedos con los suyos y lo pegué lo más que pude a mí.
Cuando abrí la puerta, la empujé con fuerza que  me recordó tanto a la noche anterior.....pero la diferencia entre el ayer y el hoy era que la razón no era más que las ansias, y no la rabia.
Desde ahí, no hubo demasiados momentos en los que nuestras bocas estuvieran separadas.
Sentí la tela de la playera de Peeta entre mis dedos, y no dudé ni un segundo en deshacerme de ella para tocar sólo su piel. Él pasó lo mismo con mi blusa. Era la misma de tirantes que usaba como pijama y que traía puesta el día en el que Johanna Mason tocó a nuestra puerta. Pero esta vez no habría nadie llamando al timbre.....
No habría interrupciones.
Vamos, Katniss, sabías que esto pasaría de todos modos.
Y sí, lo sabía. Y no sólo lo sabía: lo quería. Lo deseaba.
Me quedé en top solamente, y un nudo creciente se empezaba a alojar en mi estómago. Traté de alejar la sensación y concentrarme en las caricias del chico del pan. Hubiera funcionado del todo cuando sentí sus manos bajar a mi pantalón.
Me separé un poco, con un rubor notable en mis mejillas, mirándolo a los ojos, jadeando por la repentina pérdida de aire.
-¿Todo bien?-me preguntó.
No respondí. Al verlo sólo quería volverlo a tener en mis brazos....entonces, ¿por qué no lo hacía?
-Katniss...-me acarició la mejilla-, si quieres parar, lo entiendo....
Sabía que a pesar de la pequeña decepción que se oía en esas palabras, Peeta siempre haría lo que sea para que yo me sintiera bien....
-¡No! Claro que no.....es que yo.....estoy un poco....amm,¿nerviosa?-balbuceé torpemente-. Tú sabes bien que yo siempre he puesto barreras....ahh....más que nada, para protegerme a mi misma de poder salir lastimada....y hace unos años no quería pasar por esto nunca......si había la posibilidad de evitarlo, mejor. Pero,¡mírame!....Tú me has hecho cambiar de una manera definitiva ya que ahora te quiero a ti, más que todo lo que siempre he querido.........Pero, entiéndeme, a pesar de esa coraza que me construí a lo largo de mi vida, sigo siendo débil, frágil e insegura. Y ahora....estás a punto de verme como nunca nadie lo ha hecho y yo.......
-Katniss....
-Perdona si te aburrí con esto pero....
-Katniss- repitió-. Tú no eres la única. Yo también soy inseguro, siempre pienso que todo puede salir mal, y no puede haber muchas cosas de las que no me arrepienta............Aunque hay una sola de la cual estoy seguro: que te amo. No me arrepiento de eso, y no me gustaría olvidarlo de nuevo...... Y, ahora mismo pienso que estar contigo y oír todo eso de ti me parece increíble. Porque eres una gran mujer, y tenerte de cualquier manera es un privilegio que sé que no puede tener cualquiera..........Merecerte a ti es un privilegio.
Por alguna razón ridícula, sus palabras removieron algo profundo en mi pecho, tanto que quería soltar lágrimas ahí mismo y decirle que no se atreviera a dejarme ni un segundo sola.
Para mitigar el escozor de las lágrimas que empañaban mis ojos, pero que aún no habían sido derramadas, los cerré y besé sus labios con delicadeza.
Y ese beso desencadenó una serie de hecho mágicos y maravillosos. Por que fue como si nunca hubiera besado a Peeta hasta ese beso, como si nunca hubiera probado de él hasta ese momento, y como si nunca lo hubiera amado tanto hasta esa noche.






Podía sentir el calor de su aliento contra mi rostro, al igual que el calor de su piel.
Podía percibir sus latidos con mi pecho, tan relajantes como ninguna otra cosa.
Podía sentir cada toque de su piel en la mía. Era como si miles de fuegos estallaran cuando sus caricias pasaban por cualquier parte de mi cuerpo
Y pensé en hace algunos años, cuando vestí por primera vez ese vestido tan lindo que al girar me hacía parecer que las llamas me rodeaban.
Si hubiera estado ardiendo de verdad, creo que se hubiera parecido a esto.








El cansancio era plomo en mis párpados, tratándome de cerrar los ojos. Pero me obligaba a mantenerme despierta.

Mis dedos acariciaban el pecho de Peeta, cerca de donde se encontraba mi rostro recargado. Él ya se había dormido hace algunas horas. Cada vez que respiraba yo me movía con él.
Mis labios tocaban su piel ligeramente y alcanzaba a oler ese maravilloso olor de canela y eneldo bajo mi nariz.
Entonces me puse a pensar en todo lo sucedido esa noche.
Todavía sentía los nervios a flor de piel. Los besos a nunca acabar y su voz, susurrándome al oído. Mis manos sujetando su cabello y la calidez de su piel, tan presente como nunca.
Y si había llegado a pensar de que ya había experimentado todo tipo de sentimientos: desde el amor hasta el odio, entonces estaba muy equivocada.
Esto era algo nuevo. Un descubrimiento único y sorprendente. Grato. Placentero. Agradable.
Hubiera sonreído, aunque, en medio de la oscuridad, la realidad me volvió a golpear tan fuerte, que no me pude mover por un largo tiempo.
Todo esto se acabaría pronto. Peeta tendría que ir al Capitolio, y toda mi nostalgia se quedaría justo aquí , conmigo.
Lo abracé mucho más. Con él a un lado, la oscuridad perdía su espeluznante apariencia para resultar reconfortante.
Y, al igual que me obligué a mantenerme despierta, me obligué a no llorar. Tomé aire profundamente y me limpié una pequeña gota de agua salada con mi mano.
-¿Qué sucede?- oí su voz, soñolienta.
-Nada- dije lo que me había estado repitiendo si me hacía esa pregunta-. Sólo me preguntaba por qué tus labios están tan lejos de los míos- fingí una mínima sonrisa.
Peeta sonrió, y entreabrió los ojos un poco.
-Ven aquí.
Me acerqué y me dio un beso de piquito antes de acomodarme de nuevo.
Por fin, el sueño me derrotó.







En un comienzo.....todo pareció ir en cámara lenta desde que desperté aquella mañana.
Un periodo en el que todo era perfecto. Salíamos al bosque cada mañana y visitábamos las prímulas un cada tanto; nadábamos en el lago o intentábamos cazar con el pretexto de tener una cosa para cenar; a veces, cuando regresábamos muy tarde, nos volvíamos un rato para mirar el sol ocultarse a nuestras espaldas.
Estuvimos acomodando los últimos detalles que faltaban de la panadería de Peeta y horneamos algunas galletas y pasteles en el horno que llevamos al local.
Siguió lloviendo durante esos días, pero el frío era la excusa perfecta para beber té por las noches, sentados en el sillón del estudio, arropados en una manta.
Era oficialmente declarada una tradición.
Sin mencionar las risas ni los besos que compartimos en ese lapso de tiempo......no había preocupaciones de por medio.
Aunque todo final tiene su comienzo. Y el final de los días perfectos fue una llamada.
Peeta tenía que irse dentro de 3 días.
Desde ese momento todo pasó fugazmente, sin ocasión de dejarte respirar. Y es lo que pasa cuando tú no quieres que llegue algo, lo que hace que todo pase más rápido. Sin pausa, ni esperas.
Lo ayudé a empacar tomando la ropa con más fuerza de la que debía, poniéndola en la maleta como si me costara dejarla allí, pero terminé siendo derrumbada en la cama debajo de un mar de caricias y abrazos, lo que me dio una razón para sonreír de verdad.
Eso causó que por la mañana tuviéramos demasiada prisa por acabar todo para llegar a la estación a tiempo. Sin embargo, logramos llegar 10 minutos antes de que el tren partiera.
Aún era muy temprano, pues el cielo empezaba a aclararse, y las gotas de la llovizna de la noche caían en el suelo.
Ya estando allí, Peeta fue a dejar las maletas mientras yo lo esperaba en una de las bancas que se hallaban cerca de los andenes. Metí las manos en las bolsas de mi abrigo y crucé mis piernas. Movía un poco el pie y miraba las botas cafés que traía puestas. Hubo un momento en el que me paré y comencé a dar unos pasos para tomar profundos respiros. En ese instante una mano se posó en mi hombro y el calor de unos labios tocaron mi fría mejilla.
-Hey- dijo Peeta. Me volví para verlo. Mis ojos recorrían su rostro, un poco sonrojado por, en mi parecer, la mañana más fría de octubre. Me abracé al él con fuerza.
-¿Podríamos fingir que esto no es una despedida, por favor?- susurré.
-Podríamos- respondió-, pero aunque lo hagamos.....es una despedida- me acarició la cabeza con la mano izquierda mientras que la derecha estaba en mi espalda-. Ademas, te comportas como si no fuera a volver. Te repito: estaré aquí en 10 días. Volveré.
-Mas bien me estás amenazando,¿verdad?- reí aunque el escozor de mi ojos quería delatar mi estado de ánimo.
Peeta sonrió antes de acercarse lo suficiente a mi cara para casi besarme.
-Katniss Everdeen- dijo bajando los ojos a los míos-, amo tanto tus bromas tontas.......
-¡Oye!
-.....tanto como amo todo lo que venga de ti- sonrió, acabando la frase.
Volví a besarlo, y esta vez me cercioré de tomarme mi tiempo para disfrutar sus labios.
-¿Me extrañarás?¿Real o no real?- murmuró.
-Real. Y mucho. Te amo. Ahora, corre- le dije, separándome rápidamente al oír el silbato del tren, preparado para marcharse.
Él asintió. Me abrazó por última vez y luego se dirigió a la puerta del tren.
Pero solo caminó dos pasos antes de volverse de nuevo hacia mí y decirme:
-Por cierto, ya leí tu carta. Recibirás una contestación......muy pronto- me besó y ahora sí, corrió para encaramarse al tren.
Ver a Peeta detrás de la ventana me hizo recordar al chico que vi con la cabeza cabizbaja hace algunos meses, con la tristeza en la mirada. Pero este chico es todo lo contrario al de antes: sonríe, me dice adiós con la mano y me manda un beso.
Yo me río antes de mandarle un beso también y despedirme con la mano haciéndole un gesto con ella que indica que me llame.
Lo último que veo es la forma en que el sonríe aún más y mueve la boca, de seguro, riendo.
Cuando el tren ya se ha ido, deseo con todas mis fuerzas haber podido escuchar esa última risa.




No tenía sentido quedarme un minuto más. Le di vuelta a mis pies y me apresuré a salir del lugar. Al parecer, me sorprendió sentirme tranquila, sin ningún sentimiento atacándome.
Al estar lejos de la estación, decidí irme por el bosque hasta salir cerca de la Aldea de los Vencedores en lugar del sendero habitual que cruza el distrito. Sabía que ir por el bosque sería más lento, pero no me importó, quería tomar un poco de aire fresco y disfrutar de él.
Todo siguió bien. Ahora el sol cubría algunas hojas, dándole un color más vivo y brillante. No me alejé mucho de la zona donde antes se encontraba la valla que cercaba al Distrito 12, zigzagueaba entre los árboles con facilidad.
Después de una hora llegué a mi casa, Abrí la puerta y colgué el abrigo en el perchero junto a esta. Me sentía tan cansada por haberme despertado temprano que subí al cuarto y me acosté en la cama.
Pero eso fue mala idea.
Porque al estar tendida, viendo al techo, con el sutil aroma de canela y eneldo impregnado en las sábanas, y estirando mis brazos, como si me esperara encontrar de pronto la forma de su cuerpo, la nostalgia me aplastó hasta sacarme las lágrimas.












¡Y....para rematar....os dejo esta canción!













Pues allí está, dientes de león.
Entonces, díganme: ¿les gustó?¿lo amaron?¿Sí?¿No?
¡Cuéntenme qué les pareció!
Bueno, tengo que irme. ¡Que os vaya genial en sus vacaciones!¡Feliz Verano!
Y, prometo no tardarme en publicar el siguiente.
Os quiero. Nos veremos pronto.v
Chao.



                                                      Con Cariño♥

                                                  Vuestra Escritora♥
                                                                          Meena♥