lunes, 13 de enero de 2014

Capítulo 34♥

Hola, hola, mis dientes de león!♥
¿Cómo están?¿Yo? Ahora mismo en contra reloj, ya que tengo que volver rápidamente a hacer una tarea pendiente del colegio.
Pero bueno, busco un pequeño espacio para poder publicaros el capítulo, porque si no lo hago hoy, quién sabe hasta cuándo podré.
Disculpen si está....como decirlo.....si está mmm....bueno, la cuestión es que quería armarme un show completo y escribir más, ya que para mí este cap es algo especial por ser uno de los que planeé al empezar la historia y que estaba segura de no poder llegar a escribir.
Tenía la inspiración total......mas no el tiempo. Sí, escribí con prisas. Lo quería hacer un poco más descriptivo, pero no se pudo.
En fin, espero que les guste, y les haga reír, o llorar, o fantasear, o lo que quieran ♥
En este capítulo veremos si Katniss Everdeen pudo hacer unas galletas bien, un problema con las prímulas y una memoria de acontecimientos pasados :3
Sin más preámbulos, aquí les dejo el cap número 34 :)
Ya saben:
Léanlo♥Disfrútenlo♥Ámenlo♥Comenten.
:3













              Capítulo 34: Y mi amor por ti aquí perdurará.



Me miró a los ojos y no despegó su mirada por mucho tiempo. Yo tampoco quería que la quitara.
Sonreí.....siempre lo hacía, repetidas veces, no podía contarlas con los dedos de las manos. ¿Cuándo me terminarían doliendo las mejillas? Quién sabe.
Le acaricié el rostro y él se acercó para posar sus labios sobre mi cuello. Reí al sentir un poco de cosquillas.
-Katniss. ¿Quieres que te cuente un secreto?-susurró en mi oído.
-Todos los que desees- me mordí el labio en una media sonrisa, con un tono patéticamente seductor.
-Me encanta tu intento de voz seductora- se río leve, aún besándome suavemente la piel.
-No soy buena para estas cosas, lo sabes.
-No me importa, ¿que acaso no he dicho que me encanta?-sonrió.
Puse los ojos en blanco.
-Claro, te gusta porque tienes una oportunidad de burlarte de mí.
-Nunca me burlo de ti, Katniss.
-¿Y esperas que te crea?- me crucé de brazos.
-Pues claro.
-Pues claro-bufé.
Tomó mis brazos y deshizo el nudo que los entrelazaba. Los colocó sobre sus hombros y acto seguido me levantó del suelo. Comenzó a caminar hasta llegar a su cuarto.
-¿Qué haces?-me reí.
-No te enojes, linda. No me gusta verte enojada.
-¡No estoy enojada, Peeta!- solté una carcajada-. Ahora bájame.
Enarcó una ceja, esperando algo más.
-Oración incorrecta.
-¿Por favor?-pregunte.
Negó.
Sonreí. Me incliné para besar sus labios.
-Para-dijo entre risas- Siempre que me besas me flaquean las piernas, y ,de seguro, si sigues, nos caeremos los dos al suelo.
-Bien. Pero bájame.
Obedeció y me colocó encima de la cama.
-¿Cuál era el secreto que me querías contar?-le interrogo.
-Ah, eso- me mira- nada relevante- se sienta en la esquina del colchón, pone las manos sobre el regazo.
-Vamos...-me acercó a trompicones por la cama-, cuéntamelo.- le abrazo por detrás.
Abre la boca, pero en ese momento suena el timbre del horno, que indica que nuestras galletas que preparamos hace algunas horas ya están listas.
-Será en otra ocasión- me sonríe antes de levantarse.






Al final las galletas no salieron tan mal.
Esta vez no hice un desastre en la cocina; me concentré bastante en mi tarea. Era muy sencillo, como lo había dicho Peeta, pero aún así no me distraje con nada, ni siquiera con su mirada, pesada sobre mis hombros, que me observaba críticamente a mis espaldas. Hasta me dejó poner el horno, con su supervisión, claro. Luego de que estuvieran listas, las espolvoreamos con azúcar.
Según él, las galletas habían quedado deliciosas; pensaba que sólo lo decía por cumplido, como la última vez, aunque he de admitir que a mí también me gustaron cómo quedaron que hasta me hicieron preguntarme si de verdad las había hecho yo.
Peeta también hacía progresos con las clases de caza. Definitivamente el arco era lo que más le costaba trabajo, a parte de lo de ser sigiloso. De ahí en fuera, todo le resultó fácil de lograr.
Aprendíamos uno del otro.
Esto hizo que se agudizara más nuestra relación, día tras día nos identificábamos más haciendo las actividades que hacía cada uno. Él descubrió que le gusta estar en el bosque, aunque sea un pésimo cazador, y a mí me terminó encantando hacer galletas de mantequilla y nuez espolvoreadas con azúcar glas.
Otra cosa que nos unió más fue empezar a cuidar el jardín.
Ese día del lago, Peeta me había dicho que hubo un brote de prímulas. Así que ,al regresar a casa, me sorprendí de que en realidad eran demasiadas las flores que dominaban el cespet.
Se veían hermosas.
Las cuidábamos todos los días. Peeta las regaba en la mañana y yo salía en las tardes a ponerles abono o escombrar el jardín un poco. Pero empezamos a estar rodeados de prímulas por doquier. Al haber muchas, las cortábamos y las poníamos en un jarrón que decoraba la mesa de la cocina. Otro ramo en la sala; otro en el cuarto; incluso le dejamos unas a Haymitch en un pequeño macetero.
Tratamos de buscarle un solución a esto. La decisión unánime fue que las dejáramos como estaban, no queríamos cortarlas y desecharlas así como así.
Pasaron los meses, el tiempo se fue con la velocidad de un rayo.
Llegó septiembre y pronto se oiría el sonido de hojas secas arrastradas por el viento. Otoño. Y con él, también vino una idea que arreglaría el problema con las prímulas.
Al empezar el mes, comencé a levantarme muy seguido por la madrugada. Temblaba siempre, cosa que atribuía al frío que empezaba a hacer, aunque sabía que sólo me mentía.
Los días siguieron viniendo, las pesadillas fueron aumentando.
¿Por qué?¿Por qué empezaron a atacarme en estas fechas?
La respuesta era fácil: se cumplía un año de la guerra.
Un día desperté sobrecogida, abriendo los ojos de par en par. Lo primero que vi fueron los brazos de Peeta, que me rodeaban en un gesto protector. No hice ningún ruido, no quería despertarlo. Me quedé meditabunda un rato, antes de caer en la cuenta de qué día era ese.
En ese instante un dolor punzante me atacó el corazón. Y lágrimas silenciosas comenzaron a bajar por mi cara.
Pasó un rato antes de que él se despertara. Enseguida notó las gotas de agua recorriéndole los brazos.
-Katniss.....Katniss¿estás bien?
No contesté nada. Iba a decir que sí, pero no me dieron ganas de mentir. Peeta deshizo el abrazo en el que me tenía atrapada para hacerme volverme hacia él, para que le viera a los ojos.
-¿Qué ocurre?- preguntó con un tono de preocupación.-¿Te pasa algo....?
-Nada- contesté, y mi voz sonó lejana. Me obligué a respirar-. Es sólo que hoy.....-no podía decirlo, no tenía los ánimos suficientes-....es...es septiembre....y, se cumple un año de la guerra y....de la muerte de Prim- suspiré, abatida, volviendo a llorar. Me giré para que él no lo viera.
En realidad, ese no era el día exacto de la muerte de Prim; no sé cuándo es, ya que todo se volvió borroso después de eso. Pero lo que sí me acordaba perfectamente fue el día en que nos separamos, el día en el que me fui al Capitolio y ella se quedó en el trece, aparentemente a salvo. Ésa fue la última vez que la vi con vida....o, bueno, no la última, pero la siguiente vez sólo fue dos trenzas rubias, una colita de pato y una bomba que dejó a todo el mundo en un silencio repentino.
Peeta se quedó un momento quieto, luego sentí cómo se incorporaba de la cama y me dejaba sola.
Ahora yo estuve en silencio por un rato, pensando en algo: Al girarme, mi intención era de que no me viera llorar, porque ya me ha consolado tantas veces que supuse que él ya se había cansado. No me ofendí que decidiera dejarme un momento a solas. Aunque entendí, mientras callaba, que no quería que se fuera.
En estos momentos sólo quería que alguien me estrechara en sus brazos......más, bien, que me estrechara él.
Bajé las escaleras de mi casa y entré en la cocina buscando a Peeta. No estaba allí.
Lo busqué por toda la casa, hasta que me topé con la puerta abierta que llevaba a la parte de atrás. La crucé y me dirigí a la figura de Peeta, plantada cerca de las flores amarillas.
-¿Peeta?-susurré. Se volvió.
-Katniss- me nombró y fue a rodearme rápidamente en un abrazo-¿Estás bien? Siento haberte dejado......pensaba que tal vez necesitabas....
-No hay problema- le tranquilicé poniendo una mano sobre su hombro.
-¿Cómo te encuentras?- me preguntó, acariciándome el cabello.
-Yo...-suspiré-, supongo que no vale nada decir que bien-solté una risa sin alegría, irónica.
-Cierto. No debí preguntar.
-¿Y tú?¿Qué hacías acá fuera?
-Nada.....,pensaba en....¿recuerdas que no sabíamos qué hacer con las tantas flores que tenemos?
-Sí.
-Bueno,- se separó de mí y me miró con una sonrisa-. Se me ocurrió una idea.






Hace unas semanas, Peeta y yo nos encontrábamos en el bosque. De repente, él propuso seguir más allá de los terrenos que conocíamos.
Me opuse en seguida que el comentario salió de su boca, no quería arriesgarme a meterme en lugares inexplorados y, por consiguiente, peligrosos.
Al final, por su sonrisa resplandeciente y su actitud animada, terminé siguiéndole la corriente.
Caminamos lo que pareció ser kilómetros y kilómetros. Mientras más desconocidos se hacían los árboles y la maleza más densa, empecé a sujetar el arco con mayor presión en mi puño, mirándo con recelo cualquier lado por el que pasábamos.
Peeta daba la impresión de estar tranquilo. Creo que él no era muy consciente del peligro de estar solos en tierras jamás tocadas; tal vez era ese instinto que a mí se me había formado por las experiencias y los años de cazadora. En cierto modo, toda la caminata me volvió un poco paranoica con cada paso que avanzábamos, haciendo que me girara abruptamente al escuchar un sonido sospechoso.
-Tranquila, Katniss ¿Qué puede pasar?
Un animal rabioso, plantas venenosas, perdernos,etc. Eso pordría pasar.
Comencé a relajarme cuando hallamos un sendero que se veía seguro. La tarde avanzaba, yo me acerqué a Peeta para tomarle de una mano, eso hacía que me sintiera más segura de mi misma, sin temor alguno.
La noche se avecinaba, estaba a punto de ordenar nuestro regreso a casa....cuando Peeta señaló un lugar en la periferia:
-¡Mira, Katniss!¡Allí hay algo!
Sobrecogida, pensando que era una amenza tal vez, casi aviento un cuchillo en la dirección que me indicó. Pero fue la cara de emoción y curiosidad de Peeta la que me abstuvo de eso. Corrí para alcanzarlo, ya que había salido disparado hacia el lugar.
-¡Peeta!¿Estás loco? No corras sin antes saber si es seg......
Enmudecí al levantar la vista. El hombro de Peeta chocó con el mío al encaminarme hacia en frente.
Allí, cruzándo la maleza, al final del sendero, había un prado.
Como en la canción.
También había un árbol, aunque no un sauce. Hubiera sido una bonita concidencia si hubiera sido un sauce.
Color verde extendiéndose por doquier. Hechizante color verde que se combinaba con el anaranjado del crepúsculo.
Aún recuerdo lo maravillada que me sentí al observarlo...... 










Era allí a dónde ahora nos dirigíamos.
Peeta propuso cortar las prímulas que nos sobraban, llevárnoslas al prado y plantarlas allí.
Acepté.
Mientras arrancábamos las plantas, una flor en particular me llamó la atención:
Al fondo, solitaria, y con un rayo de luz blanca resbalándose por sus pétalos, se encontraba una prímula. Era tan diminuta, demasiado pequeña, si se comparaba con las demás en el jardín; pero.....algo me llamó la atención. Tenía algo especial que me hizo recordar a mi hermana Prim. Fresca. Linda. Resplandeciente.
Yo misma la desplanté con delizadeza y la coloqué en una cajita de cartón; la caja no era más grande que la palma de mi mano.
Ya teniendo todas las flores que creíamos convenientes, nos marchamos de la casa cuando el sol estaba en su punto máximo.
Caminamos, cargando una caja que sosteníamos entre los dos, llena de flores amarillas.
Esta vez, se me hizo corto el viaje, y pareció que, en un abrir y cerrar de ojos, llegamos al prado.
Peeta dejó la caja en el suelo, al igual que los instrumentos que íbamos a necesitar. Al mismo tiempo nos volvimos para vernos a los ojos, sonrió....y me tomó la mano, en un gesto que decía: "¿Estás lista?"
Por toda respuesta, suspiré y asentí con la cabeza.
El sol fue testigo de cómo nosotros fuimos adornando el pasto con prímulas. Una por una, nuestras manos a veces chocaban en la tierra.
Cuando la luz empezó a ralear, me levanté de donde estaba y cogí la pequeña caja de cartón que contenía la prímula que simbolizaba a mi hermana. La tomé entre mis manos, aferrándome a ella como si en cualquier momento el viento podría arrastrarla consigo, como si mi hermana misma estuviera allí y no quisiera dejarla ir.
No de nuevo.
Me alejé, dejándo a Peeta trabajando, y me acerqué al gran árbol. Con una pala comencé a escarbar la tierra, cerca de una de las ramas del árbol, hasta que quedó un hueco justo en el que cabía la flor. La acomodé en su sitio, volviendo a mover la tierra para cubrir sus frágiles raíces
Listo.
Arrodillada, dejé caer las manos sobre mis muslos y contemplé la flor fijamente.
Se me vino a la mente la canción del prado, justo allí y justo ahora. La canté en voz baja, la mayoría de las palabras morían antes de cruzar mis labios.
Pensé en Prim....había logrado vivir un año ya sin ella....¿Cómo lo hice?
Cerré mis ojos para memorizar su cara, su risa, su sonrisa....Mi amor por ella no se había debilitado ni un ápice.

"¿Dónde estás?" Y ahora la pregunta no sólo aplicaba a mi padre.
Recordé los momentos que pasamos juntas, tanto buenos como malos. Recordé todas las veces que le cantaba la misma nana que ahora farfulla mi boca. Y recordé la esperanza.
Me encogí un poco más sobre la prímula. Lánguida. Desolada. Una gota salió desprendida de mi cara y cayó en un pétalo. Se deslizó lentamente por él, corripendo hasta bajar por el tallo, más como una gota de lluvia que como una lágrima.
-Gracias, Prim.
 No sé si lo dije de verdad o sólo lo pensé. No sabía cuál era la razón por la que le agradecía, y con eso me refiero a que no sabía cuál elegir de muchas que se formularon en mi cabeza en ese instante de agonía.
Con un dolor que me ahogaba dentro del pecho, lloré la muerte de mi hermana allí mismo. Como si no estuviera enfrente de un flor, sino de su cuerpo, inmóvil y frío.
Lloré tanto que la planta no iba a necesitar regarse ya. No sollocé, ni gemí, sólo lloré, inclinada por el pesar que me hundía los hombros. Con los ojos cerrados, sólo viendo oscuridad.
Abrí nuevamente los ojos al sentir la mano de Peeta sobre mi hombro. Había pasado mucho tiempo y la muerte de la tarde se hacía presente con el ocaso. Mi cara estaba seca, pero hinchada y un poco roja. Lo vi reflejado en sus ojos.
-Vamos, Katniss. Es hora de irnos- me cogió tan dulcemente que su tacto suave hizo que quisiera echarme a llorar de nuevo.
Ambos caminamos en silencio, tan cerca, tan juntos.....parecíamos uno mismo.
Las yemas de mis dedos rozaban ligeramente los pétalos de las flores recién plantadas, como una despedida. Un solo adiós.
Antes de desaparecer por el hueco de la maleza, eché una mirada hacia atrás.
Me erguí por primera vez, y escruté el pedazo de prado que ahora tenía un grupo de flores amarillas, todas reunidas. Más allá....el árbol, aunque desde allí no podía distinguir a la prímula.
Por un impulso, me llevé los tres dedos de la mano izquierda a los labios y apunté un segundo a las flores.
Por que ellas eran la representación de cada una de las personas que amé y que ahora no estaban más aquí.
Ese saludo era para cada una de ellas.
Un tributo especial para todos los caídos en esa guerra.
Y también para los que sobrevivieron a ella......pero no volvieron a ver las cosas de la misma forma.
Observé una última vez, antes de irme.
La última línea de la canción me acompañó al encnuetro de Peeta:
"Mi amor por ti, aquí perdurará...."

Por siempre.












¿Y bien?¿Les gustó?
Dedicado a nuestra pequeña little duck. Y a todos los queridos personajes que Suzanne asesinó cruelmente .lll.  ......jajajaja okay, olviden lo de "asesinar cruelmente".
Entonces¿Qué les pareció?¿Lo amaron?♥¿Lo odiaron?¿Les aburrió?¿Sí?¿No?
Dejadme todo lo que pensáis en los comentarios!
Les deseo lo mejor en esta semana, tributos.
Me despido.
Chao.
*corre a tomar el boli y anotar rápidamente en la libreta*



                                                  Con Cariño♥
                                                        Vuestra Escritora♥
                                                                         Meena♥

13 comentarios:

  1. Que hermoso Mena sencillamente hermoso ame este capítulo... has pensado en escribir un libro alguna vez...?? Tienes talento chica ... yo seria d elas primeras en comprar alguno de tus libros si te decides ... Besos y abrazos de una de tus fans..!!

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    1. Oh, Viry! Qué bueno que te gustó! x)
      Claro que he pensado escribir un libro.....mucho, en realidad. Creo que se me han ocurrido varias ideas para una novela, pero al momento de escribirlas pienso que aún no estoy preparada, o algo me da que no puedo empezarlas.
      Pero, si lo escribo les avisaría, me gustaría que leyeran un libro mío :D
      Pensaré en seguir mis historias y ver si las publico después de que se acabe esta historia :)
      Gracias por decir eso :3
      Besos y abrazos.
      ¿Fan? Me haces llorar.
      Saludos :)

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  2. Meena es precioso. La idea es... genial. Me ha encantado el prado, la canción, el tributo a Prim... TODO EN GENERAL no sé que más decir es que me has dejado sin palabras de verdad:) De verdad que no lo sé jajaja:) Así que sigue así publica el siguiente pronto y recuerda que siempre estaremos aqui para apoyarte en todo:)
    Besoos

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    1. Claudia!
      Pff! Sí, era una idea que me rondó por la cabeza al acabar Sinsajo ¿Y si hubiera un campo lleno de prímulas y dientes de león que tuviera significado alguno para ellos dos? Así que de ahí nació la idea, aunque no he agregado a los dientes de león porque quería centrarme más en el recuerdo de Prim que el de Peeta.
      ¿Te he dejado sin palabras? Oww :3
      Gracias, de verdad! No sabes cuánto me gusta leer esas palabras que ponen en los comentarios!
      Besos :3

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  3. ¡¡Aaaa!! es HERMOOSOOO....(y muy triste, por cierto, me hiciste llorar, snif) Después de leer, me puse a recordar los acontecimientos de después de la muerte de Prim y, me acordé de cuando Katniss mató a Coin, en ese momento en el que se la llevaron los guardias y ella quería tomarse el veneno...y cuando Katniss le muerde a Peeta JAJAJA, ya sé que fué un momento muy triste, y nice, y ajjsdaj pero me pareció gracioso que Katniss le mordiera jaja Ok, ya sé que mi sentido del humor es un poco estúpido xD...No sé que tiene que ver, pero quería contarlo...
    Me pareció muy nice el tributo a Prim (y muy triste, ya que Prim era uno de mis personajes favoritos :'( )
    Gracias por los capis, sigue así.
    <3 Elena
    P.D: Buena idea eso de lo del prado, al final Peeta no es tan tonto de lo que creía...OK NO, eso último fué broma, yo AMO a Peeta.
    Besos!! Elena
    <3

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    1. Ah, Elena! ¿Llorar? Bueno, tal vez pretendía conmoveros un poquitín..... :)
      ¿Recordaste Sinsajo? Yo recuerdo seguido algo de los libros y eso me inspira para tener un poco más de ideas o situaciones anteriores que pueda meter en los capítulos para que les den un significado.
      Jajaja lo sé, le muerde la mano a Peeta, es gracioso, pero cuando yo estaba leyendo el tercer libro estaba ya muy dañada por todo y estresada, así que no reaccioné con una risa al pasar eso. Me has de entender :)
      A quien no le dolió la muerte de Prim, no es humano...... :(
      Gracias, Elena!
      Muchos besos.
      PD: ¿QUE....? Ahhhh, menos mal, ya me habías asustado jajaja ok no :) Escribir la parte del prado me encantó <3

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  4. Alex aqui!!! Wow...!!! No se que decir, ultimamente me dejas sin palabras, me encanto este capitulo. Llore, pero de lo hermoso que fue. Recordar a nuestro pequeño patito fue.... Bueno como dije, me dejas sin palabras. Precioso capitulo. :D .lll.

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    1. Alex, Alex!
      ¿A ti también te dejé son hablar? Eso es muy grave......jajaja ok, dejaré de bromear.
      Awww, nuestro patito...*se le sale una lágrima* sí, nunca la olvidaremos y siempre se hallará en el corazón de cada tributo que haya.
      Muchas gracias, Alex.
      Besos :3

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Estuvo genial y muy conmovedor, escribes genial
    sigue con esta historia, se que la escuela es pesada pero ten
    animos de escribir, yo igual tengo mucho trabajo en la uni pero me di un tiempo
    para leer el capitulo, lo adore...

    Posdata: No te olvides del romanticismo entre Katniss y Peeta

    Cintia!!!

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    1. Oh! Gracias, Cintia!
      Pff! Sí, a veces no tengo demasiado tiempo, aunque ten por seguro que ganas no me faltan! Siempre busco un espacio pequeño para poder escribir. Antes sólo hacía para mí misma, pero ahora también pienso en ustedes, eso es una de las cosas por las que no he dejado la historia a medias, aunque se me ha pasado por la cabeza.
      Oww, muchas gracias por darte el tiempo, de verdad.
      Mmm, claro que no lo olvido, seguirá habiendo romanticismo, sólo que en este capítulo (y tal vez en el siguiente también) no se va a centrar en el amor. Pero de que va a haber, va a haber!
      Besos :)

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  7. meena me encanto el capitulo!!! esta hermoso, me encanta como escribes y espero que haya mas capitulos todavía muchas felicidades, casi lloro:)
    atte:sofi

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