jueves, 14 de agosto de 2014

Capítulo 45♥

Hola, mis dientes de león!!
Ya estoy aquí....¡con un nuevo capítulo!
Es un capítulo muy especial. Me esforcé todo lo que pude en escribirlo. ¡No se imaginan todos los borradores que hice una y otra vez! Pero al final los terminaba eliminando porque no me gustaban cómo quedaban, así que este escrito me causó varios problemas, pero finalmente está aquí para ustedes.
Además, está excesivamente LARGO. 
Cuando lo empecé a escribir de verdad que no pensé que terminaría siendo muy grande. De hecho, no conseguía terminar un párrafo sin borrarlo y empezar a escribir otro nuevo.
Pero bueno, miren que es el doble de largo que el capítulo más grande que he hecho(el 20).Lo supera con creces, así que espero, REALMENTE ESPERO, que no os aburráis mucho.
Estoy emocionada de que lleguen al final, y me digan qué les pareció.
DE VERDAD, TIENES QUE LEERLO HASTA EL FINAL.♥♥
Ojalá les guste (y pidan por más)
Sin más preámbulos, os dejo con el ¡Capítulo 45!













Capítulo 45- Las dos cenas.








La iluminación en la habitación era tenue.
Sería porque las luces principales estaban apagadas, sustituidas por los resplandores de las velas, o los pequeños foquitos que están colgados en una parte de la estancia.
No es navidad, y sin embargo él había puesto luces navideñas.
Claro, aunque debo admitir que ese raro detalle le daba a esta velada un sentido especial. Me gustaba cómo se veía la decoración gracias a que las luces eran blancas, y no de colores como se acostumbra poner en el árbol de navidad.
La mesa también estaba adornada. El mantel era de un precioso color dorado. Las velas estaban decoradas con lazos plateados y los único que desentonaba ya eran los cubiertos y platos, claramente usados.
La cena que había preparado Peeta fue realmente deliciosa. Ese cumplido lo repetí, al parecer, con cada bocado que daba.
Era mi cumpleaños número 24, y por tal motivo Peeta se había esmerado tanto en los detalles.
Hace mucho que no me celebraba un cumpleaños como debe ser (según él, claro) y quería sorprenderme ampliamente.
Lo consiguió. Él siempre me sorprende.
Por eso, me extrañé que me dijera que íbamos a cenar en la panadería, en lugar de el bosque, el lago o la casa, como lo hemos hecho todas las veces. Incluso me llegué a preguntar, en forma de broma, que quizá Peeta estaba perdiendo ya la originalidad.
Me equivocaba.
Cuando llegamos, el lugar me pareció diferente, a pesar de haberlo frecuentado tanto como para aprenderme cada rincón a la perfección.
El local tenía un piso con piezas de color café, que yo había escogido, por cierto, y las paredes estaban pintadas de naranja y verde (nos peleábamos a cada rato sobre qué color ponerle. Yo abogaba por el verde y él por el naranja, así que al final nos rendimos, eligiendo los dos). Una parte del lugar había tres mesas con sus respectivas sillas, para uso de los clientes; ya después se hallaban las estanterías con diferentes tipos de pan, y hasta el final, la puerta que llevaba a la cocina, donde estaba el horno y todo lo demás.
Pero hoy se habían removido las mesas, a excepción de una, las luces decoraban las paredes, y las áureas estanterías se hallaban vacías.
Yo estaba sentada en una colchoneta que Peeta había puesto allí para quedarnos a dormir una noche. Mecía la copa de cristal entre mis manos cuando el chico del pan salió por la puerta blanca, caminando hacia mí.
Aunque ya no era más un chico.
En todo caso, su estatura había aumentado un poco más, si es que todavía podía crecer más. Su cara y mirada seguían siendo las mismas, lo único que desvariaba era la barba de la que siempre me quejaba cuando se le olvidaba afeitarla.
Pero bueno, seguía siendo mi chico del pan.
-¿Quieres más?-me preguntó, señalando la copa vacía. Asentí , tomó la botella de champaña de la mesa y me sirvió un poco.
-No le digas a Haymitch, pero he descubierto que me encanta la champaña- murmuré.
-¿Ah, sí? Bueno, entonces qué bueno que te lo regaló, ¿no?
-Sí. Diría que no, pero sí.
-Katniss.....¿desde cuándo te volviste una alcohólica?-se mofó.
-Cállate- le golpeé el hombro-, es culpa tuya, tú fuiste el de la idea de la cena.
Peeta rió. Él también se sirvió una copa y se sentó junto a mí. Nuestros hombros se rozaban.
-¿Por qué te quitaste ese vestido tuyo tan bonito, eh?-me reclamó.
Observé el vestido, colgado en la pared en frente de mí. Era de un rojo carmesí, con un moño atado en la espalda. Regalo de Effie.
Luego volví mi vista a mi vestimenta: unos pantalones de pijama y una playera suelta algo descolorida.
-¿Qué, acaso no me vas a decir que también me veo sexy hasta en fachas?- dije, sonriendo.
-No diré que no, principalmente porque puede que me pegues.
-Además, ¿de qué me reclamas, si tú también ya te quitaste el traje y te pusiste el pijama?
-Vale, tienes razón-se llevó la copa a los labios, dándole un trago a su bebida.
-Ya no te servirás más. No te dejaré. Es mío- susurré, quitándole la botella de la mano, con una sonrisa.
Peeta trató de recuperarla de nuevo, pero yo la defendía como podía. Empezamos a jugar como niños, como si los años no hubieran pasado como tal......
Al final de algunas risas, Peeta determinó que era mejor que la botella se quedara lejos de nosotros, en otra habitación. Su error fue que cuando se paró a llevarla a la cocina, esta ya estaba casi vacía.
La madrugada corría con rapidez. Miré la colchoneta....al parecer no íbamos a dormir, al fin y al cabo.
Conversamos un rato y las risas cada vez se oían más sonoras y continuas. Nos robamos algunos besos de nuestros labios y bromeábamos sobre lo que podíamos.
En una de esas, Peeta se incorporó y acto seguido me tendió la mano. Yo se la tomé, y fui feliz a sus brazos. Bailamos con música inexistente, dando vueltas por el lugar, primero con rapidez, hasta acabar con un baile lento.
En algún momento sus labios se quedaron más tiempo del necesario para un beso corto, y sólo eso hizo falta para detener todo lo que pasaba a mi alrededor. Incluidos mi corazón, mi respiración, y el baile.
Las mantas nos rodearon de un momento a otro, mientras no podíamos separar nuestros cuerpo uno del otro. Me abracé a él, y mis brazos se colaron debajo de su playera, buscando un poco de su piel.
Los besos se repartían en diferentes lugares a lo largo de mi cuerpo. Después de un tiempo, la ropa ya no pareció un obstáculo.
Nada podía arruinar esta perfecta velada.










-Katniss.....-escuché en mi oído.
-¿Humm?- solté un gruñido y me giré en sentido contrario de donde provenía la voz.
-Katniss....-oí de nuevo, esta vez fui capaz de abrir los ojos un poco. Unas franjas de luz se colaban por las cortinas.
-Ya es de mañana, linda.....despierta- me susurró dulcemente Peeta al oído.
-¿Por qué me duele la cabeza?-pregunté, llevándome una mano a la nuca haciendo una mueca.
-Vete tú a saber....¿quizá será porque ayer bebiste más de la cuenta?- sonrió.
No pude decir una respuesta ingeniosa para contraatacar su broma, ni siquiera pude replicar mas que con un gruñido.
Durante esa próxima hora Peeta me anduvo llevando del baño a la colchoneta. Me había traído agua y té para despejarme de esa sensación abrumadora que tenía encima y me pasó ropa para cambiarme.
Cuando empecé a sentirme mejor, me volví hacia él y sonreí.
-Gracias. No sé que haría sin ti.
-Vaya, creo que sigues algo mareada, tal vez enferma....-me palpó la frente, según midiendo mi temperatura. Quité su brazo de una manotada, y me incorporé lentamente.
-Tonto, lo volveré a repetir: gracias por cuidar de mí.
Peeta me lanzó una mirada significativa y por fortuna se acercó a abrazarme, ya que estaba empezando a dudar de mi capacidad para mantenerme de pie.
-Qué no haría por ti, amor- dijo, besándome la coronilla.




Lo primero que descubrí al volver a casa fue que el sonido del teléfono era la cosa más odiosa del universo.
Aún me martillaba la cabeza, como si mi cráneo no pudiera soportar más a mi cerebro, que de repente parecía no caber dentro de mi cabeza.
En realidad, sólo habían sido dos llamadas en todo el día, pero unos segundos me bastaron para que creyera que eran interminables.
Peeta me mandó a la habitación mientras él contestaba el teléfono.
Yo subí las escaleras con pesadez, y, en cuanto me tumbe en la cama, inmediatamente me dormí, como si no hubiera dormido nunca en ningún momento de la noche.....
Bueno, en realidad... eso fue casi lo que pasó....
Desperté con el sonido de una bandeja siendo puesta en el mueble a mi izquierda. Abrí los ojos. Tenía una sed infernal.
-Agua- fue lo primero que dijeron mis labios.
Un vaso apareció en medio de mi campo de visión, y lo tomé sin importarme de dónde había salido.
Después de tres vasos y medio, me volví hacia Peeta.
-¿Cuánto he dormido?
-Sólo dos horas- contestó, volviéndome a llenar mi vaso de cristal.
-Tengo hambre- dije ahora.
-Lo sé, no has comido nada desde la mañana. Te traje algo.
Puso la bandeja encima de mis pierna estiradas; yo comencé a meterme a la boca pedazos de la comida que me había traído.
Un minutos después de haber devorado la última migaja, me limpié con una servilleta.
-Gracias- susurré-. Tengo calor, ¿podrías abrir la ventana?
Peeta rió.
-¿Sabes? Ahora mismo te me haces parecido a un bebé...."Tengo sed. Tengo hambre. Tengo calor"- se burló, imitando mi voz, pero obedeció y en el instante en que abrió la ventana, un aire fresco entró en la habitación.
-Asegúrate de golpear a Haymitch la próxima vez que se le ocurra regalarme una botella de cualquier licor- me encogí de hombros.
-Lo haré, no te preocupes- sonrió.
-Bien, porque no quiero pasar por nada de esto otra vez en mi vida.
Durante 5 minutos sólo se oyó el tintineo de los trastes chocando unos con otros al ponerlos juntos en la bandeja, los pasos de Peeta bajando, y luego subiendo las escaleras, y el inevitable sonido del viento moviendo las cortinas.
Al llegar, Peeta se sentó en una esquina de la cama, y dijo:
-¿Ya te sientes mejor?
La cabeza ya no me dolía, ni sentía nauseas, aunque aún tenía mucha sed.....asentí con un movimiento.
-Bien- continuo él-, porque te quería decir que hace rato llamó Annie.
-Qué bien- dije, sin sentirlo, no porque no me agradara que Annie hallase llamado, sino porque recuerdo cómo la cabeza me quiso explotar en ese instante.
-Sí, quería felicitarte por tu cumpleaños e invitarnos a ir con ella toda esta semana....
-¡Uf!- musité.
-¿Por qué el "Uf" , eh?
-Ya sabes porqué, señor "No tengo tiempo de nada"- me quejé, cruzándome de brazos.
Desde que habíamos restablecido el local de la panadería, Peeta y yo habíamos estado ocupados. De lunes a viernes, de la mañana a la tarde, sin excepciones. Yo a veces no iba porque me quedaba dormida, o porque quería ir al bosque a cazar, pero sin ninguna duda, Peeta nunca había faltado ni un día al trabajo.
Peeta suspiró ante mi réplica.
-Lo sé, Katniss....pero tengo que estar aquí en la panadería.....
-¿No podrías no ir sólo esta semana, por mi cumpleaños?-hice un puchero.
-Lo siento, pero no- me cortó.
-Ándale.
-No.
-¿Sí?
-No.
Me rendí. No conseguiría nada.
-Hace meses que no vamos a visitar a Annie y a Finn.....tengo muchísimas ganas de verlos, y también a mi madre.....-dejé caer la cara en la almohada, derrotada.
-Oye....-me susurró, poniendo su mano en mi espalda-, que yo no pueda ir no significa que tú no.....
-¿Qué?
-Me refería a que tú te vayas pasado mañana, y yo te alcanzo el viernes en el Distrito 4.
-¿Qué?-repetí, de nuevo- ¿Estás seguro?-pregunté. Hace mucho que no viajábamos uno sin el otro. Siempre andábamos juntos.
-Sí, disfruta de la playa, de Annie, del pequeño y de tu madre....tienes razón que hace mucho que no los ves.
-Está bien- contesté después de meditarlo unos segundos-, pero....¿sí me alcanzarás el viernes?
-Claro, sólo serán tres días, estaremos bien.





Y, como dijo Peeta, dos días después abordaba un tren con destino al Distrito 4.
Ese día me sentía molesta porque 1) Peeta no me había ido a dejar a la estación 2) sino que Haymitch fue el que me despidió y 3) porque él se la pasó bromeando sobre que no sabía de mi pinta para la borrachera.
-¿Por qué rayos no vino Peeta?-dije, quizá con más veneno de lo que me proponía. Cuando desperté, él ya se había marchado a trabajar. Y ahora no se encontraba allí. La única persona que quería que se encontrara allí no estaba.
-Ya te dije: tenía un pedido muy importante que debía tratar con urgencia.
Me invadió una rabia de que un pedido importaba más que yo me hizo temblar de furia, pero un segundo después llegué a la idea de que no podía pedirle a Peeta que me prefiriera a mí en vez del mundo; eso sería demasiado egoísta.
"En fin, puedo sobrevivir sin él, antes lo hacía, ahora lo haré......Pero cuando llegue, lo llamaré y ya se enterará quién es la chica en llamas....."







Cuando estás en un relación, la otra persona en cuestión hace que te olvides completamente del mundo para que ella se convierta en tu mundo.
Peeta y yo salíamos desde hace 6 años.....que se me olvidaba lo que era estar sin ese alguien.
Viajando en el tren, pensaba que se me iba a ser muy difícil acostumbrarme a estar sin él, pero lo más sorprendente era de que la realidad era otra.
Esta vez no sufrí, no lloré, ni siquiera me sentí mal. Sólo deseé, con un poco de nostalgia, que me hubiera encantado besar sus labios una última vez.
Me concentré en ver por la ventana, andar por los vagones, pedir aperitivos, y disfrutar de una ducha en la tina que había en mi camarote.
Las demás horas las gasté viendo las películas que había en la televisión de mi habitación. En algún momento me quedé dormida....
Al despertar, me sorprendí encontrarme con la imagen estática en mi ventana.
Tomé mis maletas y bajé precipitadamente del tren.
Unas ganas inmensas de sonreír me atacaron al poner un pie en la estación del Distrito 4. Cerré los ojos y tomé una larga bocanada de aire. En efecto, olía dulce, rico.....tal y cómo lo recordaba.
En ese instante se me formó el la cabeza todos los planes que haría mientras mi estadía aquí: ir a nadar, jugar con el pequeño Finn, ver a mi madre, pasear con Annie por las calles de la plaza......
Comprendí que no podía hacer todo eso ese mismo día (aunque ganas no me faltaban), ya que el ocaso me recibió como todo, así que supuse que tendría que ir a casa de Annie a instalarme y ya mañana habría tiempo de todo.....
Sonreí, mientras empezaba a caminar.
No tardé en llegar a la casa de Annie.
Subí los escalones el porche y toque la puerta. Como nadie me abrió, decidí gritar, anunciando mi llegada.
No hubo ninguna respuesta por parte del otro lado. ¿Estarían aquí?
Puse mi mano en el picaporte y lo giré lentamente, éste estaba abierto.
Al entrar, coloqué mis maletas cerca de los sillones, y me tumbé en uno de estos. Entonces, a mi visión saltó una notita que estaba en la mesa de centro de la sala. La tomé para leerla. Rezaba:



"Búscame en la playa"


Encontré la razón de porqué nadie me abrió cuando toqué.
Todavía mantenía el papel en la mano, teniendo una lucha interna en si ir o mejor esperar a que volvieran....
Suspiré, incorporándome y dirigiéndome al sendero que llevaba a la playa.
La jungla siempre había sido más calurosa, no fresca (como el bosque), así que me abochornaba un poco la pesadez del aire. Podía ver, al final del camino, el sol ocultándose detrás del mar, combinándose con el agua.
El sonido de las olas golpeando la arena ya era inconfundible, y salí del sendero para que se extendiera ante mí, el mar de agua y arena.
Me extrañó que el ambiente estuviera demasiado callado. Volteé la cabeza para ambos lados, buscando una señal de vida.
-¡¿Annie?!-grité. ¿Es que acaso nunca iba a responder a mis llamados?
Seguí caminando, mientras la brisa marina me alborotaba el cabello.....
Pero si me habían dicho que estaban aquí.....
Al parecer, después de dar una ronda, nadie había allí más que el viento, la arena, el agua y yo.
De seguro esa nota es de hace horas. Salieron y se les olvidó quitarla.
Me encogí de hombros, pero no me di la vuelta para regresar por el sendero. En cambio, me acerqué a la orilla, quitándome los zapatos y poniendo los pies, esperando a que el agua llegara a ellos.
La espuma no tardó mucho en abrazarme los tobillos. Salpiqué unas gotas con el pie y después los enterré en la blanda arena.
Mi vista dio al atardecer. Me quedé un momento con la mente en blanco, admirando la preciosidad del fenómeno.
Entonces, un sonido rompió con la tranquila armonía que formaban el océano y el viento.....
Y fue una voz.
-Siempre he dicho que me encantan  los atardeceres.





Trastabillé, y casi caigo por la sorpresa.
Me había dado un susto de muerte y lo único que podía hacer era estar parado, como si todo fuera una broma y que, no hace más de dos segundos, me había causado un infarto mortal.....
Era curioso que en gran parte del día la mayoría de mis pensamientos no hubiesen sido dedicados a él y sin embargo, ahora lo tenía ante mí, como materializado de un sueño.
-Peeta....-dije, sin dejar de entrecerrar los ojos. Aún tenía la mano en el pecho, y podía sentir cómo subía y bajaba con una frecuencia anormal-. Peeta.....-repetí. No me lo terminaba de creer.
De repente me di cuenta de que anhelaba abrazarme a él, a pesar de no haber estado extrañándolo a cada rato.
-¿No vas a decir otra cosa a parte de mi nombre?-sonrió.
-Peeta....-dije, y me reí por eso-. Yo...creía que el viernes tú......¿qué pasó con la panadería?
Él salvó la distancia que había entre nosotros y susurró:
-Puede esperar.
Entonces, por fin ya cerca de mí, me puse de puntitas y le besé los labios, porque desde la mañana tenía antojo de hacerlo.
-Tienes que explicarme qué haces aquí, y ahora- le pedí, después de separarnos.
Al parecer, él ya tenía planeado lo que iba a decir, se lo veía en la forma de pararse, de no tartamudear, como si esto fuera una obra de teatro y él se la hubiera pasado horas enteras repasando su guión.
En mi mente surgió la posibilidad de que ya había planeado esto anteriormente.....
-Verás, mi primera excusa será que quería sorprenderte.
-Lo has logrado.
-Sí, como tú lo dijiste: era tu cumpleaños, así que una semana de vacaciones no nos hará ningún mal.
-Gracias- sonreí, abrazándolo, emocionada porque me pudiera acompañar.
-Espera....-suplicó, quitando mis brazos de su cuello-, aún hay más.
Comenzó a caminar. Con un movimiento en la cabeza me indicó que lo siguiera y luego me tendió la mano, la cual yo tomé sin duda. Cogí mis zapatos con la otra, antes de abandonar el lugar en donde estábamos.
-Siento no haber podido ir a la estación, pero....bueno, estaba en un tren de camino aquí, así que le pedí a Haymitch que hiciera un favor.
-¿O sea que tú llegaste antes que yo?-le pregunté.
-Sí.
-¿Y Annie, por cierto?
-Salió con el niño, me quedé solo aquí.
-Pero hay una cosa que no entiendo, ¿por qué llegar temprano?¿No simplemente podías haberte ido conmigo?
-¿No dije que te quería sorprender, Katniss?
-Lo sé. Pero es que.....-suspiré-, no sé, yo....
Pero él me interrumpió.
-También recuerdo haberte pedido que esperaras.....aún no me he explicado por completo.
-¿Y, entonces, por qué no lo haces y ya?-musité, un poco impaciente del juego de siempre irse por las ramas, en lugar de ir al punto.
Por fin el sol estaba totalmente oculto. Había oscurecido. Yo seguía prestando atención a los ojos de Peeta que cuando, de entre toda la oscuridad, noté una iluminación diferente.
Volví mi mirada y me topé con un lindo picnic posado en la arena.
-No dije nada....-me dijo Peeta al oído-, porque quería ver la cara que ponías.




Las llamas de las velas se movían por el viento, pero había una lámpara de mano que ayudaba a la iluminación por si estas se apagaban.
-Te presento mi segunda excusa-sonrió.
-¿Otra cena, Peeta?-recriminé, pero me empecé a reír-. ¿Tú quieres alimentarme hasta engordarme y después comerme?
-Creo que sólo te comería, sin necesidad de las primeras dos opciones-susurró en mi oído, y le pegué una manotada.
-No, ya, ¿no crees que son muchas cenas en una semana?
-Sólo van dos y, además, sé lo mucho que te gusta comer.
-La mitad de mi vida me la pasé muriéndome de hambre, es obvio que me gusta comer-bromeé, pero a Peeta no le pareció tan gracioso como a mí.
-Annie fue mi cómplice en esto- dijo, evitando mi broma. Ambos nos sentamos, y él empezó a sacar las cosas de la canasta-. Ella preparó la cena, así que esta vez no tienes que agradecérmelo a mí.
Cuando vi que Peeta sacó una botella de vidrio, yo abrí mucho los ojos.
-Es jugo de manzana, eh.
La comida consistió de un motín de mariscos precedentes del distrito, pan para acompañar y el jugo de manzana.
Al terminar, ambos nos sentamos juntos para platicar.
-¿Sabes? No hice esta cena sin tener un buen motivo.
-¿Y cuál es ese?-pregunté con la vista en el océano.
-Pues, mira, mi primer intento de cena salió bien.....pero hubo un error.
-¿Un error?¿Es la primera vez que algo que planeas no sale como esperabas?-me mofé, ya que parecía que todo lo que se proponía Peeta se cumplía a la perfección.
-Muchas cosas que he planeado no salen como yo esperaba- replicó.
-Bueno, pero si la anterior cena fue perfecta, no veo el error- murmuré.
-Es cierto que todo salió perfecto.....pero faltó una cosa.
Me puse a meditar qué sería esa cosa. Miré sus ojos.
-Pienso que esta cena es diferente porque me recuerda a esas noches del Vasallaje. Estar aquí, sentados en la arena, vigilando el mar, me recuerda a esa vez que me diste el medallón y me dijiste tenía que vivir. 
-Y luego tú te abalanzaste sobre mí......
-Y luego nos interrumpió Finnick.....
-Su cara fue épica.
Reímos a carcajadas, reviviendo el momento en nuestras mentes.
-Creo que, a pesar de decirte que eras tú la que se tenía que salvar, la que tenía que seguir con su vida....una parte de mí se resignaba a renunciar a ti- admitió.
-¿Por qué? En ese tiempo no siempre fui buena contigo, no te daba lo que tú me dabas a mí, ni esperaba sentir lo que tú sentías por mí.
-Porque te quería. Fueras como fueras, tanto si estabas en mi vida como si no, si me amabas o me ignorabas. Yo te quería. Y por eso me arriesgaba a perder todo con tal de fueras feliz.....Aún sigo pensando eso.
Pasé una mano por su cabello y luego me acerqué a sus labios para besarlos.
-Pues en este momento soy feliz- le dije, sonriendo. Me contestó de la misma manera.
El silencio abordó un instante la conversación, mientras yo me acomodaba un mechón de cabello detrás de la oreja a causa del viento. Dejé tranquilo mi cabello y puse una mano sobre la de Peeta.
-¿Recuerdas la perla....?-pasó un brazo por mis hombros y recargué mi cabeza en su cuerpo.
-Sí, aunque no sé en dónde rayos quedó.....
Ambos nos reímos.
-Yo sí sé dónde está- susurró, muy bajo, como si eso fuera un secreto. Luego se incorporó, tan espontáneo que yo también me paré.
Vi que rodeaba el picnic, hasta la canasta, que había acabado arrumbada un metro más allá.
De entre los platos sucios y servilletas, sacó una cajita negra.
-A mi se me hace que sacaste una nueva de una ostra y hacerla pasar por la vieja, Mellark-reí.
-No, de verdad, créeme, es la vieja. Lo sé.....la encontré debajo de la cama de la habitación de tu casa.
-¿En serio, hace cuánto?
-Muchísimo-contestó.
-¿Y por qué no me dijiste?
-Supongo que esperaba el momento adecuado para dártela.
-¿Para dármel.....
Pero no terminé de decir la oración.
Y el propósito de la segunda cena, el error de la primera, y las últimas palabras que había dicho encajaron perfectamente cuando él.....
Cuando él se puso de rodillas.
Podría decir que me llevé la mano al pecho mientras soltaba risitas nerviosas. Podría decir que comencé a decir "Oh por Dios" a cada rato, o a gritar de emoción dando saltitos en mi lugar.....
Pero eso sería mentir. Y la verdad fue esta: me quedé impávida. Petrificada.
No podía mover ni un solo músculo. Estaba seguro de que si seguía conteniendo el aire me pondría morada hasta desmayarme.
-Katniss....-prosiguió Peeta-, la verdad es que sé que tú nunca has visto como un afán el casarte con alguien y formar una familia. Lo sé, si no lo supiera, no me hubiera demorado hasta hoy, hasta este momento, después de tanto tiempo de estar juntos......Pero, ¿sabes algo? si no me hubiera tardado todo ese tiempo, no habría comprendido de que tú y yo no necesitamos un anillo en nuestros dedos para saber que nos necesitamos, extrañamos....y amamos. Sin embargo, tengo la ilusión de verte con un vestido de novia, y bailar contigo como esposo y esposa....así que, es sólo una pregunta, y te prometo que ya no tendrás que enfrentarte a ella nunca más, elijas lo que elijas.......Katniss Everdeen, ¿te gustaría casarte conmigo?
Me temblaban las piernas, estaba claro que me iba a derrumbar.
Di algo. Di algo. Lo que sea. Di algo.
Fueron sólo 5 segundos. Silencio absoluto. Sólo 5. Yo mirando el anillo que tenía incrustada a la perla, mi perla. Peeta mirándome a mí, con una rodilla en el suelo, su mano derecha sujetando mi mano y la otra la cajita con el anillo.
5 segundos en los que se paró el tiempo y corrió rápido a la vez.
Sólo me bastaron 5 segundos para contestar.
-Sí.



















Os dejó unos segundos para que respiren y exhalen.....respiren y exhalen....
Okay, no.
Y así fue el esperado momento que ustedes me estuvieron suplicando desde hace largos meses....
Un dato curioso: La primera cena iba a ser el capítulo definitivo. Iba a ser ahí cuando Peeta le pediría matrimonio a Katniss. Entonces, ese primer pedazo del capítulo lo había empezado a escribir hace algunas semanas, sabiendo que lo iba a continuar después....
Lo que pasó fue que, cuando quise retomar el escrito, después de tanto tiempo,se me había olvidado completamente los diálogos y situaciones que iban a hacer este capi especial....
Ese fue el "error" que cometí yo. (Soy tan despistada, nunca escribo lo que voy a poner en una libreta y luego se me olvida u__u)
Y, como Peeta, ése iba a ser el momento........ nada más que él no contaba con que Katniss se le pasaran las copas JA,JA, JA.
Sí, si se lo preguntan....Katniss borracha fue totalmente improvisado, y me pareció una situación muy cómica como para no ponerla aquí  :3  n___n
Bueno, la segunda cena sí iba a ser la indicada, y me gustaría que me comentaran qué les pareció :)







-K: Oh, ¡tú la encontraste!
-P:Tú...tú la habías guardado....
-K: ¡Claro que la había guardado! ¡Se me cayó de mi bolsillo ayer!
*Una semana después*
-K:¡No otra vez!(Malditos bolsillos)


Jajajaja :3 
Algo así pasó en el capítulo de hoy, pero en lugar de darle un collar, Peeta le dio un anillo ♥__♥  










Entonces, ¿les gustó?♥¿sí?¿no?¿Lo amaron?¿Lo odiaron?¿Os aburrió?
Díganme qué les pareció en los comentarios!!!!
GO, GO GO!v
Bueno, esto sería todo por hoy, mis tributos. 
¡Os mando besos, abrazos y saludos a todos ustedes, a cualquier parte del mundo que puedan estar!♥
Os quiero. Cuídense.♥




        Con Cariño♥
               Vuestra Escritora♥
                                           Meena♥









7 comentarios:

  1. Hola Meena me encanto este capitulo muy bien escrito los dialogos las situaciones, me encanta Peeta siempre tan detallista con Katniss y hasta que al fin le pidio matrimonio.
    saludos felicidades

    ResponderEliminar
  2. me encanta!. eres la mejor. cuando subes eel otrooooo.??? me encanta como escribes te deseo lo mejor besos!!!!

    ResponderEliminar
  3. aAa y tambien cuando tendremos noticias de gale?

    ResponderEliminar
  4. Hermosoooooooooo!!!!!!!!!
    Muchas gracias Meena, me encantó... como siempre: ya estoy esperando el próximo capítulo!
    Un abrazo desde Costa Rica!
    Nos leemos :)

    ResponderEliminar
  5. Hola ! Meena <3 me gusto muchisimo el capitulo estubo super lindo oww el amor ese Peeta haha tiene su lado ... tiene su lado... sabe haha como sea
    Serías y seras una gran escritora tienes muchisimo talento . Y describes -REDACTAS- de la manera más correcta a los personajes .
    Katniss jaja se le pasaron las copas eso fue super comico haha me la imagino . Perfecto me encanto .
    Muchos besos abrazos y saludos desde Méxicoo ! Te quiero actualiza muy pronto ! Eres fabulosa
    México 18/ Agosto / 2:56 pm
    .lll.

    ResponderEliminar
  6. Hermoso valió la pena tanto tiempo de espera.
    Me encanta como escribes sigue así.

    ResponderEliminar
  7. Woo que hermoso por que la vida es tan cruel quiero ser katniss sin importar mas por peeta

    ResponderEliminar